Luego de celebrar el evento previo a la Cumbre mundial sobre la biodiversidad –COP 16– en el que han participado más de 200 agentes pastorales, la Iglesia ha suscrito un “manifiesto ecológico” para ir en bloque en cuanto a las acciones en favor de la casa común.
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Paolo Rudelli, nuncio apostólico de Colombia, ha recibido la encomienda de llevar un pliego de propuestas recogidas en esta “pre COP 16”, cuyo hilo conductor es la llamada ‘Ruta Laudate deum‘.
La última exhortación apostólica de Francisco –como continuación a ‘Laudato si’’ publicada en 2023– ha sido el ‘leitmotiv’ de la recién constituida Comisión de Ecología Integral de Latinoamérica y el Caribe (CEILAC) y que la Iglesia colombiana también asume.
Esta ‘Ruta Laudate deum’ “propone una participación activa en foros internacionales como las COP sobre biodiversidad y cambio climático, fortaleciendo las redes entre la Iglesia y las organizaciones locales e internacionales”.
Por ello, han resaltado que “la dimensión ecológica de la conversión, destacada en el Documento de Conclusiones del Sínodo Panamazónico, es esencial para contrarrestar los modelos socioeconómicos basados en la explotación y el individualismo, y para promover la sostenibilidad y el respeto por la creación”.
Interconexión entre las crisis
La Iglesia colombiana –a tono con la acción eclesial latinoamericana –cierra filas por el cuidado de la casa alegando que “la protección de la naturaleza es garantía también de la paz”, porque hay que “escuchar el clamor de madre tierra y de los pobres”.
Conscientes de esa interconexión “entre la biodiversidad y la crisis climática, así como de su impacto en la vida del planeta”, clero, vida religiosa y laicado se han comprometido a participar en las COP, con la firme intención de responder al llamado del papa Francisco en la COP 28, para “emprender un proceso de cambio civilizatorio drástico y colectivo que incluya una transición energética justa”.
Otro de los compromisos es denunciar a las estructuras criminales y prácticas corruptas que “deterioran toda forma de vida en el planeta, y la inclusión de pueblos indígenas y afrodescendientes en normativas globales, poniendo en valor la sabiduría ancestral”.
Iglesia mediadora
¿Cuál es el fin superior? “Detener la crisis climática y revertir la pérdida de biodiversidad”, cuestión que no está desligada de la acción evangelizadora y misionera como algunos sectores pretenden plantear, mencionó Juan Carlos Barreto, presidente de Cáritas Colombia.
El reto es impulsar “una verdadera conversión ecológica que incorpore el diálogo entre razón y fe, ciencia y ética, con el fin de promover el bien común y preservar la Creación, proponiendo soluciones sistémicas concretas, vinculantes y verificables”.
Todo ello se logra mediante “el diálogo social como actitud para restaurar la hermandad y la sinodalidad, como testimonio de espiritualidad de comunión”.
Recordaron que en este encuentro han podido escuchar las voces de las comunidades “reconociendo la sabiduría ancestral y las experiencias territoriales de conservación como
clave para enfrentar la crisis ambiental”.
“La Iglesia reafirmó su papel como mediadora y promotora de soluciones integrales en alianza con actores gubernamentales, organizaciones internacionales y la sociedad civil”, finalizaron.