El papa Francisco ha recibido este miércoles a una delegación de los miembros de la ‘Economía de Francisco’ en el Vaticano. Un encuentro en el que expresó su alegría por la creación de la nueva ‘Fundación Economía de Francisco’, nacida a partir de los ideales de este joven movimiento.
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“Es importante porque servirá para apoyar ideales; y seréis no solo beneficiarios, sino protagonistas”, destacó el Pontífice, alentando a los participantes a asumir sus responsabilidades con entusiasmo y dedicación.
Durante su discurso, el Papa agradeció a los presentes su compromiso en “reanimar” la economía durante los últimos cinco años, siguiendo las indicaciones que él mismo les ofreció en las conferencias anuales del movimiento. “La referencia al Evangelio, incluso en el diálogo sincero con todos, os garantiza un Maestro excepcional, Jesús”, añadió Francisco, subrayando la importancia de basar el cambio económico en los valores del Evangelio.
El Papa también resaltó la necesidad urgente de transformar la economía global, afirmando que “el mundo de la economía necesita un cambio”. Asimismo, señaló que este cambio no se logrará simplemente con títulos o reconocimientos, sino a través del amor y la luz de Dios, “inyectándole los valores y la fuerza del bien” con el espíritu de San Francisco de Asís. “No son los grandes y poderosos los que cambian el mundo para mejor: el amor es el primer y mayor factor de cambio”, afirmó, citando al beato Giuseppe Toniolo.
Emprendedores de sueños
Además, Francisco dejó tres palabras clave para los jóvenes: “sean testigos”, “no tengan miedo” y “esperen sin cansarse”. Así, insistió en que el testimonio de vida de los miembros de la Economía de Francisco será crucial para atraer a otros jóvenes a unirse a este movimiento. “La coherencia ha pasado de moda, pero en vuestras elecciones debe prevalecer”, advirtió, subrayando la importancia de ser fieles a los ideales evangélicos.
En cuanto al miedo, el Papa instó a los jóvenes a no ser “administradores de miedos, sino emprendedores de sueños”, y a no temer palabras nuevas ni ideas audaces. “Me duele ver a esos cristianos que se esconden en las sacristías porque tienen miedo del mundo”, añadió.
Por último, Francisco alentó a los jóvenes a mantener la esperanza a pesar de los desafíos globales como las guerras, la industria armamentística y las crecientes desigualdades. “Sé que no es fácil, de hecho es muy difícil”, admitió, pero recordó las palabras de Jesús: “No temáis. Él os ayudará y la Iglesia no os dejará solos”.