Europa

Un desayuno sorpresa con el Papa con un grupo de pobres y refugiados en la iglesia de Saint Gilles de Bruselas





Siempre en una visita apostólica hay actos que no están en la agenda oficial pero que marca la experiencia de quienes reciben al pontífice. Así, durante la visita del papa Francisco a Bélgica el 27 de septiembre, Bergoglio acababa la jornada con un grupo de víctimas de abusos y este sábado, 28 de septiembre, tras celebrar la misa en privado, en la Nunciatura, el papa Francisco “saludó brevemente a la Vicepresidenta de la Comisión Europea, Margarítis Schinás, a la Vicepresidenta de la Comisión Europea para la Democracia y la Demografía, Dubravka Šuica, a la Representante de la Organización Mundial de la Salud ante la Unión Europea, Oxana Domenti, y al Director Regional de la OMS para Europa, Hans Kluge”, informó el Vaticano.



Ligero desayuno

Pero esto no es todo. En la nota se precisa que “a continuación se detuvo, como ayer por la mañana, a saludar a las personas, en particular niños y jóvenes, que habían acudido a su encuentro delante de la Nunciatura”. Todo relativamente normal, el pontífice acudía en coche a la basílica del Sagrado Corazón de Koekelberg donde se ha desarrollado el con los obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, seminaristas y agentes pastorales. Pero, antes tocaba el desayuno.

El papa Francisco ha compartido un café y croissant con nueve personas, hombres y mujeres, algunos refugiados y otros con necesidades económicas que son ayudadas por la parroquia de Saint Gilles, en el municipio homónimo de Bruselas. El desayuno se produjo en la propia nave de la Iglesia a la que este grupo acude a diario.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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