Esta fiesta se celebra el primer domingo de octubre con multitudinaria asistencia de devotos, promeseros y bailes religiosos
El misionero claretiano, Javier Montón, está dirigiendo la novena previa a la fiesta de la Virgen de Andacollo desde el viernes 27. Concluirá el sábado 5 de octubre, víspera de la celebración. Ese día se traslada la imagen de la Virgen a la Basílica Menor.
Con 12 mil habitantes, Andacollo está en la provincia de Elqui, Región de Coquimbo, 486 kilómetros al norte de Santiago. Corresponde al arzobispado de La Serena. Sus orígenes prehispánicos corresponderían a la cultura El Molle, indígenas que explotaban el cobre y oro, abundantes en la zona. Hacia 1420 los Incas extendieron su dominio hacia el sur y transformaron este sector en una colonia minera. El nombre ‘Andacollo’ es de origen quechua.
Durante la conquista española, un indígena encontró una pequeña imagen de la Virgen María, posiblemente extraviada a algún español mientras huía después que la ciudad de La Serena fue arrasada, en 1549. La llevó a su casa, iniciando una devoción talvez al comienzo relacionada con la Pachamama (Madre Tierra) con bailes de origen Alto Perú (Bolivia) con que se la veneró. Aunque esa imagen se perdió, dio inicio a la devoción a la Virgen. La actual imagen fue adquirida en 1676 en Perú.
La devoción se propagó con rapidez y en diciembre de 1901, por decreto de la Santa Sede, fue solemnemente coronada la imagen de Nuestra Señora del Rosario de Andacollo. Cada año acuden algunos cientos de miles de devotos y promeseros, además de decenas de cofradías de bailes religiosos que se han preparado durante el año para expresar su devoción con música y baile.
La celebración principal es la ‘Fiesta Grande’, desde el 23 al 27 de diciembre. En la ‘Fiesta Chica’, este 6 de octubre, como es costumbre, se celebrará la Eucaristía desde las primeras horas de la mañana, hasta las 11 horas cuya celebración presidirá el arzobispo de La Serena, René Rebolledo Salinas. Muchos sacerdotes, además, atienden la demanda por el Sacramento de la Reconciliación.
Esta es una de las más antiguas y multitudinarias fiestas religiosas en Chile. Organizada, cada año, por el Consejo Pastoral de la parroquia, que preside el párroco Adam Bartyzol, con la colaboración del Cacique General, don Jaime Guerrero.