España

El obispo de Canarias, ante la tragedia de El Hierro: “Hay que frenar entre todos esta cantidad de muertos”

“Reivindicamos que no se haga política con los migrantes sino que busquemos el bien común”, expuso en la homilía de la misa con motivo de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado





El obispo de Canarias, José Mazuelos, ha calificado como “día trágico” a la que ya se considera el naufragio migratorio con más víctimas en el litoral canario y probablemente español. Salvamento Marítimo ha recuperado nueve cadáveres y busca a 48 desaparecidos, ya que solo han sobrevivido 27 de los ocupantes de la barcaza, que volcó cuando iba a ser rescatada, a siete kilómetros de la costa de El Hierro. De confirmarse esta cifra, se superaría el drama vivido el 15 de febrero de 2009 en Los Cocoteros (Lanzarote), donde murieron 25 personas.



Durante la eucaristía que presidió este domingo en la catedral-basílica de Santa Ana, con motivo de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, Mazuelos rezó por “los últimos ahogados y desaparecidos cercanos a la isla de El Hierro” e invitó a los presentes a “reflexionar y orar por nuestros hermanos migrantes, aquellos que por diversas razones se han visto obligados a dejar su tierra, su hogar, su familia y su cultura, para buscar una vida mejor”.

Realidad poliédrica

“Reivindicamos que no se haga política con los migrantes sino que busquemos el bien común”, entonó desde el altar. A la par, lamentó que “ante la realidad poliédrica de la inmigración, vemos como cada uno toma una arista buscando sus propios intereses y como siempre quien sufre las consecuencias son los migrantes y refugiados”.

“Ellos no son solo cifras o estadísticas, sino personas con dignidad, historia y sueños. Son hijos e hijas de Dios, como cada uno de nosotros”, subrayó en la homilía. Junto a Mazuelos, concelebraron la eucaristía el obispo auxiliar de Canarias, Cristóbal Déniz, y el administrador apostólico de Tenerife, Antonio Manuel Pérez Morales.

Acoger y acompañar

En este misma línea, recordó que “Jesús rechaza la postura sectaria y excluyente de sus discípulos y adopta una actitud abierta e inclusiva donde lo primero es liberar a las personas de aquello que les arruina y les destruye”.

El obispo de Canarias, José Mazuelos, en la misa de la Jornada Mundial del Migrante

“Jesús nos llama a reconocerlo en el rostro del migrante, del refugiado, del extranjero”, expuso justo después, lanzando un encargo a cuentos le escuchaban: “Nos desafía a ser una Iglesia abierta, una comunidad de puertas abiertas, dispuesta a acoger y acompañar a quienes sufren y nos invita a colaborar con alegría con todos los que viven de manera humana y se preocupan de los más pobres y necesitados”.

Durante su alocución, el obispo puso en valor cómo “nuestras islas y nuestra Diócesis están en primera línea de este problema y es por ello que nos tiene que llevar a una reflexión”. Para Mazuelos, “la migración plantea muchos desafíos sociales y políticos y como cristianos, no podemos ser indiferentes”.

Con este punto de partida, subrayó que “detrás de cada migrante hay una historia de sufrimiento y esperanza”, por lo que “nuestras acciones, nuestras políticas y nuestras actitudes deben reflejar el amor de Dios, que no conoce fronteras ni exclusiones”.

Entrega compartida

En esta misma línea, agradeció la entrega de “creyentes y no creyentes” ante el “dolor del prójimo”. “Me ha maravillado la labor que realiza el Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo, al que visité esta semana”, elogió desde el altar, definiendo como “auténticos ángeles en medio de la peligrosa ruta del Atlántico” a quienes allí trabajan “con gran honestidad y amor”.

“Hay que intentar frenar la cantidad de muertos en el océano, fomentando entre todos la llamada ‘hospitalidad atlántica’ que es la iniciativa de las 26 diócesis de 10 países diferentes informando, formando, protegiendo, acogiendo y sobre todo colaborando para apoyar proyectos locales de desarrollo que fijen a la población migrante”, reivindicó. Junto a este proyecto, subrayó la urgencia de dar “una respuesta digna y humana a los menores que ya están entre nosotros”, así como “luchar contra las mafias” y promover el desarrollo en los países de origen.

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