Rememorando aquella primera caminata juvenil, los obispos expresaron que el pueblo argentino necesita de la caricia de su Madre
El próximo fin de semana se realizará la histórica 50° Peregrinación Juvenil a pie a Luján. Por tal motivo, la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina, enviaron un mensaje a los fieles para recordar este historial y animar a esta caminata.
En el mensaje, los obispos Oscar Ojea, Marcelo Colombo, Carlos Aspiroz Costa, op, y Alberto Bochatey, osa, recordaron que la primera peregrinación se realizó el 25 de octubre de 1975. Partió como es habitual del Santuario de San Cayetano, del barrio de Liniers, con la consigna: “La juventud peregrina a Luján por la Patria.”
La intención de esta caminata era que los jóvenes visitaran a la Virgen María, ponerse en camino, “encontrarse con Ella, y dejarse mirar por sus ojos llenos de ternura”. Peregrinar hacia donde Ella quiso quedarse, en el año 1630, antes de la creación del Virreinato del Río de la Plata.
Los miembros de la Ejecutiva afirmaron que es bueno hacer memoria y recordar. Y manifestaron que la providencia de Dios siempre se adelanta, y el cariño maternal de la Virgen ya estaba presente en el nacimiento como Nación. “Estamos en camino hacia la celebración de los 400 años de su presencia entre nosotros; esperamos esa fiesta para el 2030”.
Los obispos expresaron: “Una imagen frágil, en medio de un pueblo tocado por diversas fragilidades, desde su nacimiento hasta el día de hoy. Un pueblo necesitado de la caricia de María de Luján, para sanar sus heridas, para poder seguir caminando, luchando y esperando una Patria de hermanos”.
Asimismo, sostuvieron que los peregrinos buscan cruzar su mirada con la Madre y llevan una oración concreta, motivada en su vida, que la Virgen recibe en su corazón y comparte a Jesús. La oración en los labios de María suena más dulce y con más fuerza: Esa es la verdad hermosa que nos enseñan especialmente los pobres y pequeños que confían en Dios”, ratificaron.
Para los obispos, la peregrinación se torna en oración de petición, intercesión y agradecimiento, y caminar hacia la casa mariana representa una parábola de la vida misma y de la otra peregrinación que va hacia dentro del corazón, porque “nuestro interior es santuario de Dios”, que habita en nosotros y en los lazos de hermandad. Ratificaron que esta buena noticia debe ser anunciada a todos empezando por los más pobres, “cuya dignidad no debe ser despreciada”.
“Queremos visitar a la Virgen de Luján, que nos da testimonio del amor preferencial de Dios a los más frágiles y pequeños de esta historia. Que ella nos enseñe a amar como Jesús”, concluyeron los obispos de la Comisión Ejecutiva.