“Las terapias de conversión son rechazables porque así lo ha indicado la Santa Sede. No hay más comentarios”. Con esta contundencia, el secretario general de los obispos españoles, César García Magán, ha reiterado la oposición de la Iglesia a estas prácticas que buscan curar la homosexualidad.
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A preguntas de ‘Vida Nueva’ al respecto tras las denuncias presentadas por varias víctimas a lo largo de este verano vinculadas a personal de colegios y al Centro de Orientación Familiar de la Archidiócesis de Valencia, el portavoz de los obispos se ha manifestado con contundencia.
Rechazo frontal
No en vano, según desveló esta revista, antes del verano, en un encuentro del Papa con un grupo de obispos españoles, Francisco manifestó su rechazo frontal a estas ‘terapias’ que todavía hoy se seguirían realizando en el seno de la Iglesia.
Fue precisamente esta revista la que desveló en exclusiva que, el Dicasterio para el Clero, con el cardenal prefecto Beniamino Stella al frente, instó en 2021 a los obispos a no secundar, participar ni recomendar estos tratamientos. La Santa Sede desautorizó en concreto la actividad de ‘Verdad y Libertad’, un ente que desde 2013 ofrecía lo que aparentemente era un “itinerario de esperanza” para lo que denominan ‘Atracción hacia el Mismo Sexo’. Las actividades se concentraban en Granada, pero en Solsona y Valencia se encontraban algunos de los principales focos de captación de los jóvenes y adultos susceptibles de formar parte de este proceso de conversión.
En manos del Vaticano
En la rueda de prensa, el secretario general de los obispos también fue preguntado por el conflicto abierto entre el obispo de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez Pueyo, y la Prelatura del Opus Dei en relación a la renovación estatutaria del santuario de Torreciudad. García Magán recordó que, por decisión Pérez Pueyo, la cuestión se ha dejado en manos del Vaticano.
“El tema está en la Santa Sede y habrá que esperar a lo que diga”, verbalizó. Unió a este comentario un dicho latino, “Roma locuta, causa finita”, que en español significa literalmente: “Roma ha hablado, el caso está cerrado”. “Esperemos que Roma esté locuta”, añadió.