“Ya a las 17 horas, habíamos recibido la orden de no abrir las escuelas mañana, después, hacia las 19 horas, todos los frailes de Jerusalén estábamos reunidos en la iglesia de San Salvatore para las Vísperas durante el Triduo por la fiesta de San Francisco cuando empezaron a sonar las sirenas y oímos fuertes explosiones”. Así ha explicado, en declaraciones a Vatican News, Ibrahim Faltas, vicario de la Custodia de Tierra Santa, el último ataque de Irán contra Israel.
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Y es que Irán lanzaba unos 180 misiles contra Israel en represalia por el ataque de Tel Aviv contra Líbano para perseguir a la milicia Hezbolá, aliada de Irán. “Salimos corriendo y vimos las estelas brillantes, tanto de los cohetes interceptados por la Cúpula de Hierro como -la mayoría de ellos- sobrevolando Jerusalén, dirigidos contra bases militares en el Negev, al sur”, ha explicado el fraile.
“Que se oiga la voz de la diplomacia”
“Poco después llegó una segunda oleada. Ahora hay un silencio espeluznante sobre toda la ciudad. La gente tiene mucho miedo, teme que pueda volver a ocurrir si Israel toma represalias”, ha añadido. Pidiendo oraciones, Faltas ha reconocido que se acercan unas noches “de ansiedad y, para nosotros, de intensa oración”. “Por favor, recen por nosotros y por todos los inocentes que sufren esta guerra absurda”, asevera.
Por su parte, fray Francesco Patton, custodio de Tierra Santa, también expresó su esperanza de que la diplomacia prevalezca sobre la locura de la guerra. En declaraciones a Vatican News, dijo que todos los franciscanos en Jerusalén se han unido para rezar para que “esta locura, de un lado y del otro, termine y vuelva la paz”. “En lugar de permitir que hablen las armas, dejemos que se oiga la voz de la diplomacia”, dijo.