La delegación del Gobierno Nacional dijo “sí” a los obispos, tras solicitar al presidente Gustavo Petro “descongelar la mesa de diálogos” con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), luego de que este grupo guerrillero atacara una base militar en Arauca.
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La respuesta fue protocolizada en una carta, dirigida a la directiva del episcopado colombiano, encabezada por Francisco Javier Múnera, arzobispo de Cartagena: “Agradecemos inmensamente su sentido llamado a continuar con el diálogo de paz y en ello estamos empeñados”, dijeron.
Los representantes de Petro reiteraron que siguen “comprometidos y esperanzados en ese camino, dispuestos a volvernos a sentar en la mesa, a resolver las dificultades mediante el diálogo, recuperar el cese al fuego y la participación de la sociedad en la paz”.
“Con la violencia todos perdemos”
En medio de este llamado de los obispos colombianos, Orlando Olave Villanoba se posesionó como nuevo obispo de la diócesis de Ocaña, una región azotada por el conflicto armado y el narcotráfico.
El nuevo obispo pidió al Gobierno Nacional y a los grupos armados a “reforzar los procesos de paz que se han venido adelantando en el país, aunque imperfectos, son preferibles a “una guerra perfecta”.
Frente a los esfuerzos de diálogo en el país el prelado ha señalado que es necesario tener presente que “el camino hacia la paz no implica homogeneizar la sociedad, sino hacer posible un trabajo común, donde todos ganan; con la violencia todos perdemos”.
“Como Iglesia y como obispo, nos ponemos a disposición para ayudar en los procesos de paz, en los procesos de reconciliación, nuestro pueblo lo clama”, finalizó.
Foto: EFE