Nadie sabe calcular cuál es el alcance real del sacerdote exorcista de Madrid que ha sido expedientado por el cardenal José Cobo tras verificar en una detallada investigación los abusos que habría cometido. Sin embargo, quienes conocen el caso no dudan en señalar que se trataría de “decenas de víctimas”, incluyendo, no solo a las que sometió a vejaciones físicas, sino las que habrían sufrido abuso de poder y de conciencia. De hecho, estas mismas fuentes califican al cura que fue director del Seminario Conciliar y profesor de la Universidad Eclesiástica San Dámaso como un “depredador sexual”.
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Unas víctimas, todas adultas, habrían sufrido vinculadas a vejaciones sexuales. Otras, habrían sido sometidas a abusos de poder y conciencia en un contexto de dirección espiritual. El pasado mes de julio el cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, frenó en seco las actividades de este presbítero a través de un precepto penal que limita su actividad pastoral.
Actividades prohibidas
“Entre las medidas establecidas está la revocación de la facultad de confesar por un periodo de 10 años y de la facultad de predicar; también se incluye la prohibición absoluta de realizar exorcismos y cualquier tipo de oración de sanación, liberación o de imposición de manos y de llevar a cabo procesos de dirección espiritual a cualquier persona”, recoge la Archidiócesis en un comunicado publicado el pasado viernes.
Sin embargo, el purpurado y su equipo no habrían podido tomar más medidas ni iniciar un proceso anexo dado el vacío legal con respecto a los adultos del actual Código de Derecho Canónico y a la que, algunos acompañantes de las víctimas, califican de “arbitrariedad” en el Dicasterio de Doctrina de la Fe. O lo que es lo mismo, falta de voluntad para que el sacerdote madrileño hubiera sido juzgado por “falso misticismo”, un argumento que ya ha utilizado precisamente el Tribunal de la Rota de Madrid. Roma, eso sí, verificó el testimonio de las víctimas y admitió que el cardenal madrileño adoptara la decisión que considerara oportuna.
Indefensión civil
La indefensión de las víctimas es total en el ámbito civil. Y es que, ninguna de ellas estaría en condiciones de denunciar a su abusador, en tanto que los delitos de los que podría ser acusado, han prescrito.
Un sacerdote, durante una eucaristía en Bélgica
En cualquier caso, quienes han acompañado a las víctimas del exorcista esperan que esas “decenas” de casos aumenten en la media que se haga público, generando así un efecto-llamada. De hecho, desde el Arzobispado de Madrid esperan que todas aquellas personas que hayan sufrido cualquier agresión por parte del sacerdote se acerquen hasta el proyecto Repara, no solo para denunciar su situación, sino para recibir el acompañamiento que precisen y poner en marcha los mecanismos que permitan una justicia restaurativa real.
