“Estamos aquí porque Brasil está viviendo un proceso sensible”. Así lo ha denunciado Luis Ventura, misionero laico español y secretario nacional brasileño del Consejo Indigenista Misionero (CIMI), socio local de Manos Unidas, quien ha reunido en Madrid a líderes indígenas en la mesa redonda titulada ‘Derechos humanos y territorios; la lucha de los pueblos indígenas en Brasil’.
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Según el misionero, “llevamos cuatro años de un Gobierno de Jair Bolsonaro extremamente violento con los pueblos indígenas, pero no solo con ellos. Ha sido una noche oscura en lo que los únicos que levantaban velas en la oscuridad fueron los pueblos indígenas, los únicos que salieron a la calle y no tuvieron miedo a gritar por la democracia fueron los pueblos indígenas”.
Y ha añadido: “Parece que ha pasado, la noche oscura ha pasado, pero aún no ha amanecido en Brasil, porque los territorios siguen sin ser demarcados. Esperábamos que se retomaría la demarcación de los pueblos con el nuevo Gobierno de Lula Da Silva. Pensábamos que iba a ser rápido y no lo está siendo”.
La demarcación no se está llevando a cabo por varios motivos. En primer lugar, porque el presidente gobierna en minoría y cuenta con un Congreso “reaccionario y anti indígena”, que ha aprobado una ley para que la demarcación no sea viable. Y, aunque Lula ha vetado el 70% de los artículos, luego tiene que volver a la Cámara y son desestimados. Ahora, la ley se encuentra en el Tribunal Supremo.
En segundo lugar, “aunque Lula ha creado un Ministerio de Pueblos Indígenas, lo que ha sido alabado incluso por la comunidad internacional, no ha hecho la demarcación porque también está interesado en contentar a los grandes poderes económicos”.
Como ha explicado Ventura, “el capitalismo salvaje necesita del territorio para extraer gas, petróleo, para hacer grandes plantaciones agrícolas que no dan de comer a la gente…”. “¿Por qué los pueblos indígenas no son de los pueblos indígenas?”, se ha preguntado irónicamente.
Los líderes se encuentran en Europa tras asistir al Consejo de Derechos Humanos en Ginebra (Suiza), para dar a conocer las “graves y reiteradas violaciones a sus derechos humanos”, según han denunciado los líderes de unos territorios invadidos frecuentemente por los mineros, madereros, latifundistas y por los megaproyectos, que solo piden tener “derecho a vivir”.
“La vida no se negocia”
Uno de los indígenas que ha tomado la palabra es Simão Mendes, líder del pueblo Guaraní Kaiowá. Él es uno de los supervivientes de una de las masacres de 2016, de la que aún guarda una bala dentro de su cuerpo.
“Los derechos de los pueblos indígenas están recogidos en la Constitución, pero no se respeta, al igual que los tratados internacionales”, ha remarcado, para luego completar: “Sin tierra no hay vida y la vida no se negocia, los derechos de los pueblos indígenas no se negocian”.
“Los invasores no somos nosotros”
Por su parte, Erilsa Braz, líder del pueblo Pataxó, ha dejado claro que van a resistir y no van a abandonar sus territorios. Ella pertenece a un programa de protección del Estado por ser una persona amenazada, aunque “ese programa no funciona. Los líderes indígenas estamos siendo criminalizados y perseguidos”, ha recalcado.
Como ha expresado, “en Brasil la justicia no funciona porque buena parte de los jueces están relacionados con grandes propietarios latifundistas, al igual que muchos políticos. Y estos ahora están haciendo valer el relato de que ellos son los dueños de los territorios y los indígenas somos invasores”. “Por cada indígena que muere nacen 100 para continuar con la lucha”, ha aseverado.
Víctimas de discursos de odio
Vilma Vera, líder del pueblo Ava Guaraní, al lado de la frontera con Paraguay, ha querido compartir la resiliencia de las mujeres indígenas: “Nosotras siempre hemos protegido el territorio y ahora lo hacemos de forma más organizada. La esperanza nos mantiene fuertes y firmes, las mujeres indígenas no tenemos miedo a morir. Si nos quieren matar solo lo van a conseguir una vez, no pueden matarnos dos veces”.
Durante su intervención, Vera ha afirmado que los pueblos indígenas son víctimas de discursos de odio por parte de algunos políticos. “Han llegado a decir que traemos enfermedades al país”, ha lamentado.
Por último, Matías Benno, misionero laico del CIMI, ha insistido en que el Gobierno de Lula “no está cumpliendo con su palabra”. Además, ha denunciado que “nunca” ha visto un momento “tan delicado” como el actual, con una ley llevada al Congreso que es “anticonstitucional”. “Tenemos derecho a vivir”, ha subrayado.