Más allá del barrio europeo, aunque no lejos del centro de Bruselas, está el municipio de Etterbeek, que debe su nombre a un tallista de piedra del siglo XV y cuenta entre sus ciudadanos ilustres a Hergé, el autor de ‘Tintín’. En la plaza de San Antonio se encuentra una de las cuatro parroquias de referencia para la comunidad hispanohablante belga, en una diócesis, la de Malinas-Bruselas, que atiende 44 comunidades de origen extranjero.
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En la parroquia de San Antonio de Padua, desde hace 18 años sirve el sacerdote colombiano Amilcar Ferro Becerra como responsable de toda la unidad pastoral de Etterbeek (tres parroquias y dos iglesias) atendiendo también a la comunidad francófona. Ferro forma parte de los misioneros javerianos de Yarumal, una casi centenaria sociedad de vida apostólica que surgió en la ciudad colombiana que le da nombre por iniciativa del obispo Miguel Ángel Bueles, que puso en marcha un seminario ‘ad gentes’.
Tarea de acogida
Este espíritu universal llega también a la comunidad de Bruselas, que vive “su ser Iglesia en salida” no solo en la cotidiana tarea de acogida de todas las nacionalidades, sino en el compromiso especial con las comunidades cristianas africanas. El párroco, que antes estuvo en Camerún, destaca a ‘Vida Nueva’ la labor de la asociación ‘GAM asbl’, vinculada al propio instituto: “Tratamos de contribuir a la lucha contra la pobreza en el mundo a través de proyectos sostenibles de promoción humana y, por eso, no solo en estos años hemos recogido dinero, sino que incluso personas de la parroquia han visitado los proyectos (¡hemos hecho ya nueve viajes!) y conocido la realidad, transmitiéndoselo al resto de los feligreses”. Y es que “no queremos encerrarnos en nosotros mismos; necesitamos esta proyección misionera”, insiste.
Pero África también está en Bruselas, especialmente en estos tiempos de fuerte flujo migratorio. Así, “esta es una ciudad con gran diversidad y apertura en la que tienen cabida todas las nacionalidades que en ella convergen; se dice que 120 nacionalidades distintas conviven aquí y otras 120 se cruzan de diferentes maneras a diario”.