El Pontífice ha presidido esta tarde el rezo del Santo Rosario en la Basílica de Santa María la Mayor para suplicar que el mundo “custodie la vida y rechace la guerra”
El papa Francisco ha presidido esta tarde el rezo del Santo Rosario en la Basílica de Santa María la Mayor para suplicar por el don de la paz. Acompañado de cientos de padres y madres sinodales, el Pontífice ha rezado una sentida oración a la Virgen María en la víspera del aniversario del comienzo de la guerra entre Israel y Palestina que estos días vive una escalada en Líbano.
“Oh María, Madre nuestra, estamos de nuevo aquí ante ti. Tú conoces los dolores y las fatigas que en esta hora abruman nuestro corazón. Nosotros elevamos la mirada hacia ti, nos sumergimos en tus ojos y nos encomendamos a tu corazón”, ha comenzado diciendo.
Y ha continuado: “También a ti, oh Madre, la vida te reservó difíciles pruebas y humanos temores, pero fuiste valiente y audaz; confiaste todo a Dios, le respondiste con amor, te ofreciste incondicionalmente”.
“Como intrépida Mujer de la caridad, fuiste rápidamente a ayudar a Isabel; con prontitud percibiste la necesidad de los esposos durante las bodas de Caná; con fortaleza interior en el Calvario iluminaste de esperanza pascual la noche del dolor. Por último, con ternura de Madre animaste a los discípulos temerosos en el Cenáculo y, con ellos, acogiste el don del Espíritu”, ha aseverado.
Según las palabras de Jorge Mario Bergoglio, “ahora te suplicamos, ¡escucha nuestro clamor! Necesitamos tu mirada amorosa que nos invita a confiar en tu Hijo Jesús”.
En el mismo sentido, ha proseguido: “Tú que estás dispuesta a acoger nuestros dolores, ven a socorrernos en este tiempo en que estamos oprimidos por las injusticias y devastados por las guerras; enjuga las lágrimas sobre los rostros sufridos de cuantos lloran la muerte de sus seres queridos; despiértanos del letargo que ha oscurecido nuestro camino y despoja nuestros corazones de las armas de la violencia”.
El Papa ha pedido a la Virgen que dirija su “mirada maternal a la familia humana, que ha perdido el gozo de la paz y ha extraviado el sentido de la fraternidad. Intercede por nuestro mundo en peligro, para que custodie la vida y rechace la guerra; para que cuide a los que sufren, a los pobres, a los indefensos, a los enfermos y a los afligidos, y proteja nuestra Casa común”.
“Te suplicamos la misericordia de Dios, ¡oh Reina de la paz! Convierte los corazones de quienes alimentan el odio, silencia el ruido de las armas que provocan la muerte, apaga la violencia que habita en el interior del hombre e inspira proyectos de paz en las decisiones de quienes gobiernan las naciones”, ha añadido.
Asimismo, ha concluido: “Oh Reina del santo Rosario, desata los nudos del egoísmo y disipa las nubes oscuras del mal. A nosotros tus hijos llénanos con tu ternura, levántanos con tu mano bondadosa y danos tu caricia de Madre, que nos hace esperar el advenimiento de una nueva humanidad. Oh Madre, ‘Salus Populi Romani’, ¡ruega por nosotros!”.