En su viaje a Bélgica y Luxemburgo, el Papa se reunió con 150 miembros de la Compañía de Jesús
El pasado 28 de septiembre, el papa Francisco, en medio de su viaje apostólico a Bélgica y Luxemburgo, visitó el Collège Saint-Michel, una institución educativa católica administrada por la Compañía de Jesús, ubicada en Etterbeek (Bruselas). Allí, el Papa pudo reunirse con unos 150 jesuitas de Bélgica, Luxemburgo y Países Bajos, con quienes mantuvo un diálogo que ha trascendido ahora.
Tal como recoge Antonio Spadaro en La Civiltà Cattolica, el Papa animó a los jesuitas a “no asustarse con nada”. “El jesuita es un hombre en tensión entre dos formas de valentía: el coraje de buscar a Dios en la oración y el coraje de ir a las fronteras”, lo cual, subrayó, es “realmente la ‘contemplación’ en la acción”. “Creo que esta es precisamente la misión principal de los jesuitas: sumergirse en los problemas del mundo y luchar con Dios en la oración”, aseveró Francisco.
Al ser preguntado acerca de la secularización de Europa, el Papa reconoció que se trata de “un fenómeno complejo”. “Percibo que a veces debemos enfrentarnos a formas de paganismo”, aseguró, mientras que “nosotros debemos predicar a esta cultura con el testimonio, el servicio y la fe”.
En este contexto, Francisco señaló que “debemos estar abiertos, dialogar, y en el diálogo ayudar con sencillez. Y lo que hace que el diálogo sea fructífero es el servicio. Desafortunadamente, encuentro a menudo un fuerte clericalismo en la Iglesia, que impide este diálogo fructífero. Y, sobre todo, donde hay clericalismo no hay servicio. Y, por favor, ¡nunca confundan evangelización con proselitismo!”.
Asimismo, y en cuanto al “futuro de las comunidades parroquiales sin sacerdotes”, el Papa señaló que la comunidad, precisamente, “es más importante que el sacerdote, ya que este “es un servidor de la comunidad”. “En algunas situaciones que conozco en varias partes del mundo, se busca dentro de la comunidad a alguien que pueda desempeñar un rol de guía. Pero, por ejemplo, también hay religiosas que asumen este compromiso”, explicó Francisco.
Y, precisamente, hablando acerca del papel de la mujer en la Iglesia, uno de los presentes quiso preguntar al Papa acerca de “la dificultad de dar a la mujer en la Iglesia un lugar más justo y adecuado”. “Repito a menudo que la Iglesia es mujer”, contestó Francisco. “Veo a la mujer en el camino de los carismas, y no quiero limitar la discusión sobre el papel de la mujer en la Iglesia al tema del ministerio”.
“En este tiempo, estoy intentando cada vez más incorporar a las mujeres en el Vaticano en roles de mayor responsabilidad”, aseguró. “Y las cosas están cambiando: se ve y se siente”, afirmó, subrayando que “las mujeres están entrando en el Vaticano en roles de alta responsabilidad, y continuaremos por este camino, porque las cosas están funcionando mejor que antes”.
En este sentido, Francisco recordó un encuentro con Ursula von der Leyen: “Hablábamos de un problema específico, y le pregunté: ‘¿Pero cómo gestiona usted este tipo de problemas?’. Ella me respondió: ‘Así como lo hacemos todas nosotras, las madres’. Su respuesta me hizo reflexionar mucho…'”.