América

En la Amazonía no se acompaña, se vive

  • La brasileña Raimunda Paixão, integrada desde hace más de 30 años en el CIMI, es una de las más veteranas en el Equipo Itinerante
  • “Desde la confianza, los indígenas comparten la vida sin miedo porque saben que somos compañeros y que caminamos con ellos”





En 1998, el jesuita Claudio Perani fundó en la Amazonía el Equipo Itinerante. Más de dos décadas después, su gran sueño (acompañar “la escucha atenta de los clamores, deseos y esperanzas de los pueblos amazónicos”) se traduce en una realidad intercongregacional e interinstitucional por la que un grupo de personas viven con los pueblos originarios.



Alentado en buena parte por el Consejo Indigenista Misionero (CIMI), forman parte de la experiencia 22 personas de hasta seis países diferentes. Consagradas y laicas, su diversidad también se expresa en el hecho de que 13 son representantes de varios pueblos indígenas y las nueve restantes son voluntarios enviados y sostenidos por sus comunidades de origen: desde una parroquia a una congregación religiosa.

Raimunda Paixao, a la derecha, miembro del Equipo Itinerante en la Amazonía

Una de las más veteranas es la laica brasileña Raimunda Paixão Braga. A sus 74 años, pertenece desde hace más de 30 al CIMI, integrándose en el Equipo Itinerante casi desde sus inicios. Como explica a Vida Nueva, “nací en la ribera del río Amazonas y soy una mezcla de indígena con no indígena amazonense. Soy de una familia católica, de gran devoción al Espíritu Santo y a Nuestra Señora. Mis padres siempre se volcaron con la comunidad, ayudando con oraciones y plantas medicinales. Eran personas que celebraban las fiestas de los santos, del Divino Espíritu Santo”.

Religiosidad popular

De ahí que sienta con naturalidad que “ya nací con esa espiritualidad de una religiosidad popular y de mucha fe. Toda mi base espiritual la recibí de mi familia desde la infancia. Con el pasar del tiempo, me fui involucrando con las actividades en la Iglesia (grupo de jóvenes, catequesis, Biblia) y fui profundizando en la fe y en los trabajos pastorales. Después, me fui envolviendo con las pastorales sociales y me involucré en el CIMI, un organismo vinculado a la Iglesia cuya finalidad principal es trabajar por la autonomía y el protagonismo de los pueblos indígenas, siempre en defensa de la vida y de sus culturas”.

Su pastoral de la presencia, inculturada con toda su alma en los pueblos y territorios que acompaña, “se concreta en la vida en las comunidades, con ellos, conviviendo, participando de su día a día, de sus luchas, de sus momentos espirituales, de su formación. Se traduce en sentir, ver, escuchar. Y también en compartir sus actividades, apoyando sus iniciativas y buscando juntos nuevos caminos para esa autonomía y protagonismo de los pueblos indígenas y ribereños. Se trata, en definitiva, de luchar por la tierra y por sus derechos, pero, ante todo, de esa presencia gratuita y de caminar juntos”.

Comunidad indígena amazónica kukama

Verdaderamente hermanos

En todo este tiempo, es mucho lo que Paixão acumula en su maleta vital: “He aprendido a valorar las culturas, los saberes tradicionales y a las personas. Se aprende cuando se comparten los saberes, no creyéndose más o menos, si no caminando y creciendo juntos”. Y es que en esa entrega es realmente feliz: “Los pueblos me reciben con mucho cariño y amistad. Hay comunidades que me dicen: ‘Ya Rai es de la familia’. Ese estar juntos, la amistad y la fraternidad son tan fuertes que ellos ya nos creen hermanos. Desde la confianza, comparten la vida sin miedo ni recelo, porque saben que somos compañeros y que caminamos con ellos”.

Sin imponer nada, ella sabe que testimonia su fe: “Las comunidades nos dicen mucho cómo quieren que la Iglesia les ayude. Nos piden esto: ‘Caminen con nosotros, estén a nuestro lado. Ustedes nos abrieron los ojos, clarearon nuestra vista. Somos lo que somos hoy por ustedes’. Y nos dan las ‘gracias’, ‘a Dios y a ustedes’”. “He aprendido a ser una con ellos: la simplicidad, el compartir de ser y tener, el compartir del corazón, de la acogida; de la convivencia cariñosa y amorosa; de ser hermanos”, remacha la laica brasileña.

Comunidad indígena amazónica kukama

Rito amazónico

En cuanto a las eucaristías, mientras el rito amazónico va camino de ser aprobado por el Vaticano tras una fase “experimental”, Paixao reconoce que “no lo conozco a profundidad”. Eso sí, la clave es siempre “que se respete lo que comparten las comunidades a partir de sus vidas y realidades. Así serán celebraciones a partir de la vida, desde sus valores y su espiritualidad”.

Eso es lo que ya hacen en sus misas: “Usamos mucho la simbología de la Amazonía, de la naturaleza. Celebramos de acuerdo con la naturaleza, los ríos, la tierra, el agua, los árboles, la canoa, el remo, los instrumentos… Porque todo está conectado y es parte de una cosmovisión”.

Compartir
Noticias relacionadas










El Podcast de Vida Nueva