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Mientras el arzobispo Eguren minusvalora su papel en el Sodalicio tras su expulsión aumentan las críticas a su papel

Martín Scheuch, autor del blog ‘Las líneas torcidas’ y uno de los denunciantes principales de la agrupación, denuncia el papel activo del prelado emérito de Piura





A medida que se van conociendo las medidas sobre el Sodalicio del Vida Cristiana tras la expulsión de su iniciador, el laico peruano Luis Fernando Figari, no cesan las críticas sobre alguno de sus colaboradores. Así, tras esa primera decisión vino la expulsión de la cúpula y de José Antonio Eguren, arzobispo emérito de Piura. Aunque el prelado se ha mostrado crítico con la medida vaticana, Martín Scheuch, autor del blog “Las líneas torcidas” y uno de los denunciantes principales del Sodalicio de Vida Cristiana, ha cargado contra Eguren



Cómplice del sistema

Scheuch ha acudido a una entrevista de redes sociales en el canal ‘Rajes Del Oficio’ de Pedro Salinas y ha relatada la época en la que formó parte del Sodalicio cuando en 1981 su director –antes de su ordenación– fue José Antonio Eguren, el arzobispo emérito de Piura que ha sido apartado precisamente por esta vinculación. Scheuch lo describe como totalmente identificado con el sistema formativo de Figari siendo “cómplice” de “su sistema de disciplina” abusivo –a pesar de su “buen humor”–.

Para el blogero, Eguren fue “un cómplice de todo ese sistema y para defender ese sistema no ha dudado tampoco en mentir” o utilizar el poder de su cargo. Sin querer valorar las acusaciones directas de “abusador sexual” contra el obispo, lo describe como alguien que aplicó “herramientas que tenía cuando alcanzó poder para tratar de contrarrestar todas esas críticas válidas que había contra el Sodalicio”. Scheuch relata que se castigaba a los miembros a comer solo lechuga y agua o alimentarse de “mezclas repugnantes”, dormir en unas escaleras… Además, denuncia, el obispo “contaba con mucha benevolencia de parte del infierno Figari” que no lo sometía a las pruebas y castigos que sí aplicaba a los demás.

Además, Scheuch destaca que el arzobispo siguió defendiendo al Sodalicio y sus métodos incluso después de que saltara a la luz pública el escándalo, a la vez que minusvaloraba su implicación dentro de la institución y distanciándose de la generación fundacional –algo de lo que presumía antes–.

El arzobispo emérito de Piura, José Antonio Eguren

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