Los abusos en el seno de la Iglesia, la resignificación del Valle de los Caídos, la crisis migratoria y la guerra en Oriente Medio. Estos son los cuatros temas centrales que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha abordado con Francisco durante la audiencia de media hora que ambos mantenido esta mañana en la biblioteca privada del palacio apostólico del Vaticano. Sánchez ha definido su reunión el Papa como “breve” y “muy fructífera”.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
En una comparecencia ante los medios en el jardín de la Real Academia de España en Roma, el mandatario socialista aclaró que estas cuestiones se han abordado “desde un punto de vista más global” con el papa Francisco y “desde un punto de vista más bilateral” en un diálogo posterior con el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, el cargo equivalente en términos civiles a un primer ministro, así como con el secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede, Paul Gallagher.
Con un pie fuera
En el segundo encuentro mantenido entre ambos en cuatro años, Sánchez ha llegado con dos cuestiones de su agenda política bajo el brazo: la expulsión de los monjes benedictinos del Valle de los Caídos y llevar las riendas de la gestión de las indemnizaciones a las víctimas de abusos en el seno de la Iglesia. Se trata de dos asuntos no menores que, de alguna manera, están generando diferencias entre Moncloa y los obispos. Aun así, ha expresado “nuestra absoluta predisposición a llegar a un acuerdo con la Iglesia católica para resolver estas dos cuestiones”.
El presidente expresó que ha trasladado a la Santa Sede su empeño en “la aplicación y desarrollo del informe y las conclusiones que impulsó el Defensor del Pueblo como Alto Comisionado de las Cortes donde se planteaban una serie de recomendaciones para el conjunto de instituciones públicas, también para la Iglesia católica, en relación con las víctimas por los abusos sexuales de la Iglesia católica”. Además ha asegurado que las recomendaciones del Defensor del Pueblo cuentan con el respaldo de “una amplísima mayoría de grupos parlamentarios que lo respaldan y que lo aprueban”, además de con “la aprobación y el respaldo de muchas de las víctimas de esas agresiones”.
Enfrentamiento abierto
Aunque Sánchez no lo ha concretado, la creación de una comisión por parte de la Iglesia para una reparación integral, incluida las indemnizaciones económicas a las víctimas, no ha sentado bien en el Gobierno. Entre otras cosas, porque el Ejecutivo tenía previsto crear un órgano paralelo que obligaría a la Iglesia a participar en un fondo estatal y a desembolsar las cantidades que considerara esa institución de nueva creación.
En relación con el Valle de los Caídos, el líder del PSOE ha defendido su deseo de completar “la resignificación del Valle de Cuelgamuros”. “Evidentemente queremos hacerlo también de la mano de la Iglesia católica”, dejó caer. Tampoco en esta materia, el presidente bajó a los detalles. La realidad hoy por hoy, es que el Ejecutivo ha puesto sobre la mesa la expulsión de la actual comunidad de monjes benedictinos, como respuesta a su rechazo a la exhumación del cadáver de Francisco Franco. En principio, más allá de este objetivo, no está prevista la desacralización de la basílica pontificia que forma parte del enclave.
Orden multilateral
Sobre contexto bélico internacional, Sánchez ha subrayado que esta es una de las “principales preocupaciones” de Francisco, no solo en relación con Ucrania sino también en lo que tiene que ver con Oriente Medio. “Le he trasladado cuál es la posición del Gobierno de España, que conoce bien y lógicamente qué es lo que estamos defendiendo tanto a nivel europeo como a nivel internacional”, ha defendido ante los medios, detallando su apuesta por el respeto al “orden multilateral” y al “derecho internacional humanitario” con una “firme condena a cualquier vulneración”.
Sobre la cuestión migratoria, además de trasladar la invitación oficial al pontífice para que visite Canarias, el presidente ha compartido con él “cuál es la política migratoria que defiende el Gobierno de España, que viene aplicando de seis años a esta parte”, centrada en el control de fronteras, la ampliación del sistema de acogida, el desarrollo económico en los países de origen, la lucha contra las mafias y apuesta por la integración en aras de una migración “segura y ordenada”.