Javier Sádaba –recientemente galardonado en los Fair Saturday Awards por su espíritu crítico–, en ‘Al final del viaje’ (Ed. Almuzara) repasa los momentos clave de su vida y la historia reciente de España. Con una mirada transgresora hacia la Transición y el papel de la burguesía española, reflexiona sobre su agnosticismo político, el valor de la libertad personal y social, y su particular relación con la muerte. Además, aborda cuestiones contemporáneas como la inteligencia artificial y el poliamor, que, según el filósofo, reflejan los profundos cambios éticos y sociales del siglo XXI. Sádaba ofrece un pensamiento libre y comprometido, siempre en búsqueda de respuestas más allá de lo inmediato.
PREGUNTA.- ‘Al final del viaje’, ¿qué es?
RESPUESTA.- Es mirar por el retrovisor todo lo que me ha ocurrido a mí y a este país, donde vivo, donde he estado chapoteando, y mirar al futuro, tanto para mí como para quien sea. Uno aprende del pasado, no para ser pesado, sino como una ocasión para estar mejor ahora y más adelante.
P.- Menciona varias épocas clave en la historia reciente de España. ¿Cuál de ellas considera que tuvo el mayor impacto en la evolución social y política del país?
R.- Las improntas han sido muchas. Una fue laTransición, de la que yo estaba en contra tal y como se hacía, y me hizo jugar un papel importante. Otros momentos destacados fueron cuando obtuve la cátedra, no por la cátedra en sí, sino porque pude asumir un rol de compromiso teórico y práctico en la universidad.
P.- ¿Se puede ser un agnóstico político?
R.- Yo hablo de un agnosticismo político bien entendido, distinto al agnosticismo religioso. Creo que si uno entiende el término desde una ética negativa o liberadora, y dice “todo esto no me gusta, está mal”, hay que ser agnóstico frente a las pseudo soluciones más superficiales. Es necesario mirar más allá de lo que tenemos enfrente.
P.- Describe su vida como una “interfaz entre la vida y la muerte”. ¿Cómo ha influido esta perspectiva en la forma en que ve la vida y la sociedad actual?
R.- Respeto la vida y la muerte. A la muerte le tengo miedo y no lo niego. Temo por lo mío, por los míos y por mi conciencia. Baruch Spinoza decía que la filosofía es una meditación sobre la vida. Eso es falso. La filosofía es una meditación sobre la vida y la muerte, porque desde que nacemos pensamos en lo que sucederá más allá de la muerte, lo que me genera un sentimiento mezclado de esperanza y tristeza.
P.- ¿En qué momento espiritual está?
R.- No soy creyente de ninguna de las religiones que conozco, no me han convencido. Pero sí tengo una extraña y pequeña esperanza de que, después de esto, pueda haber una cierta recompensa por la vida de todos nosotros. (…)