La Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas desvela que el 53% de las mujeres africanas sufre violencia

La Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas desvela que el 53% de las mujeres

Puedes nacer en Madagascar o Kenia. En Nigeria o Sudáfrica. En Burundi o Etiopía. Si eres mujer, tus problemas serán similares a los de tus hermanas africanas: tendrás dificultades para recibir formación, correrás el riesgo de sufrir violencia incluso en el seno de la familia y después en la escuela o en el trabajo, tendrás que luchar para conseguir tu parte de la herencia…



En África persiste en la mayoría de los países una cultura patriarcal y machista. Como resultado, casi todas las estructuras sociales tienden a discriminar y violar los derechos humanos de las mujeres y las niñas. Es visible en todas partes, en el hogar, en la escuela e incluso en el trabajo y las mujeres suelen resignarse. Estos problemas comienzan en la infancia y afectan a todas las edades y a todos los niveles, tanto a la mujer que permanece en su pueblo como a la mujer profesional”. Son las conclusiones a las que ha llegado la encuesta promovida por la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC) a través de su Observatorio.

Creado en junio de 2021 con el lema “Escuchar para transformar vidas”, el Observatorio Mundial de las Mujeres presidido por María Lía Zervino nació con el objetivo de dar visibilidad a las “invisibles”. Entre sus objetivos se encuentra el de inspirar estrategias pastorales de parte de la Iglesia y sinergias con las ONG de la sociedad civil, promover políticas públicas por parte de los Estados, hacer aportaciones a la agenda internacional y obtener respuestas de todas las personas de buena voluntad que puedan promover el desarrollo humano integral de las mujeres y el de sus familias, comunidades y pueblos.

Discriminación

Entre las diversas iniciativas puestas en marcha en los últimos años se encuentra el proyecto titulado, ‘Violencia y discriminación contra las mujeres africanas’. Se parte del conocimiento de la realidad y de la escucha de las mujeres a través de dos canales: encuentros con expertas y una encuesta titulada ‘Un grito desde el corazón de las mujeres’. Durante cinco meses fueron entrevistadas 10.790 mujeres africanas de 37 países. Entre ellas, 110 expertas (59 laicas y 51 religiosas), que trabajan en contacto con sus comunidades y que pusieron en común sus estudios sobre la violencia y la discriminación contra las mujeres en sus países.

Las 10.680 mujeres que participaron en la encuesta son de distintas clases sociales, niveles educativos, etnias y religiones. De sus historias se desprende que la violencia adopta muchas formas: psicológica, verbal, física, sexual, económica y, cada vez más, online. La discriminación se manifiesta en la formación, en la elección del matrimonio, en el embarazo, en la viudedad, en el trabajo y en el potencial de crecimiento profesional. La pobreza y la falta del mínimo necesario para llevar una vida humana digna agravan estos problemas.

Bajo nivel educativo

Los resultados de la encuesta muestran que el 54% de las mujeres dice sufrir violencia de género en el ámbito familiar, el 39% de las mujeres no la sufre, y el 7% prefiere no responder a esta pregunta. Entre los problemas comunes en muchos países africanos, los principales son los matrimonios forzados y precoces, la soledad y el abandono, la violencia económica, la trata de seres humanos, la violencia doméstica y la falta de acceso a una educación y formación profesional de calidad.

Los resultados muestran que las mujeres africanas que participaron en la encuesta con un nivel educativo bajo experimentan un mayor nivel de violencia en términos generales, independientemente del tipo de violencia. En términos porcentuales, las mujeres musulmanas son las principales víctimas de la violencia, más que las cristianas.

Los testimonios recogidos ejemplifican la magnitud de los problemas. “La mujer es propiedad del hombre. La esposa debe ser sumisa”, esta es la máxima keniana que arroja una luz terrible sobre el tema de los matrimonios que provocan embarazos prematuros y el abandono de los estudios de las madres. Se trata de un problema que preocupa al 17% de las 10.680 mujeres entrevistadas. “Muchas jóvenes se quedan embarazadas, sufren mucho y no tienen derecho a hablar ni a reaccionar” (Tanzania). Asimismo, “los matrimonios forzados y los ritos tradicionales obligan a las mujeres a tener relaciones sexuales con sus maridos, incluso cuando su salud se ve comprometida” (Benín). En Ghana, “el matrimonio infantil es cada vez más común y las jóvenes son obligadas a casarse incluso con hombres que tienen edad suficiente para ser sus abuelos”.

Expuestas al matrimonio

Los expertas zambianas afirmaron que “en las zonas rurales la mayoría de las niñas no recibe ninguna formación escolar porque a los 15 años están expuestas a la vida matrimonial; es cuando más sufren y se sienten menos valoradas”. Debido a la pobreza, “algunos padres entregan a sus hijas en matrimonio precoz pensando que así salvarán el patrimonio familiar”, como es el caso en la República Centroafricana. “Dar a la hija en matrimonio para saldar una deuda” se considera una práctica normal, por ejemplo, en Guinea Bissau.

Las entrevistadas identificaron muchas veces a las instituciones públicas como lugares de violencia, “sobre todo, por omisión y falta de servicios, con la consiguiente impunidad que no genera confianza en la denuncia”, denuncian las expertas de Guinea Bissau. En Zimbabue, “la corrupción obstaculiza el acceso de las mujeres a la justicia y los casos de abuso se esconden bajo las alfombras, dejando a las mujeres con pocas esperanzas de denunciar”. “La violación y el abuso contra las estudiantes siguen siendo constantes y graves en el sistema educativo senegalés”.

Ciudadanas de segunda clase

Las mujeres son consideradas ciudadanas de segunda clase. En Camerún, “no participan en las decisiones familiares ni tienen derecho a heredar”. Un aspecto de la soledad y el abandono que experimentan muchas mujeres es la cuestión de la herencia. El 10% de las entrevistadas afirmó haber pasado por distintos ritos de viudedad como señal de violencia cultural.

En Zambia, “cuando el hombre muere, todas las propiedades pasan a sus familiares y la mujer debe regresar a su aldea con sus hijos”. En la República Democrática del Congo, “las mujeres no pueden heredar ni siquiera cuando muere su marido”. En Madagascar, “las mujeres no tienen derecho a la herencia”. En Kenia, “no poseen nada en casa, todo está registrado a nombre del hombre. En caso de separación o divorcio, las mujeres comienzan a vivir como si nunca hubieran tenido nunca nada y se encuentran nuevamente frente a una familia que tiende a enviarlas de regreso con su marido pensando que es su culpa”.

Los expertos de Lesoto afirman que “los problemas que afrontan las mujeres jóvenes debido a las altas tasas de desempleo juvenil son los que las han llevado a practicar el “sexo comercial” como medio de supervivencia con graves consecuencias, como embarazos no deseados, rechazo por parte de los padres, las familias y sociedad en general, lo que deriva en abortos clandestinos o abandono de niños, altas tasas de abandono escolar entre las adolescentes y altas tasas de enfermedades de transmisión sexual, incluida el VIH”. Incluso en otros países, como Zambia, “las niñas caen en la trampa, abandonan su hogar para buscar consuelo en otra parte y, a cambio, no saben que están siendo objeto de trata”.

Vínculos sostenibles

Son datos que nos hace actuar. El objetivo del proyecto es dar visibilidad al problema para combatir la violencia de género a través del trabajo en red de congregaciones y organizaciones de la sociedad. Además, a través de webinars y talleres, se pretende formar a las mujeres como corresponsables en la prevención y atención a las víctimas y en la sensibilización sobre la violencia de género y la discriminación. La idea es promover vínculos sostenibles entre instituciones laicas y congregaciones religiosas, actualizar constantemente las campañas sociales, la promoción de proyectos y las diversas acciones de incidencia necesarias para prevenir la violencia y la discriminación contra las mujeres.

Durante la campaña, las mujeres africanas entrevistadas propusieron varias ideas como la importancia de la prevención y la sensibilización continua; la fuerza del trabajo en red; la necesidad de cambiar algunas leyes; el valor del empoderamiento de las mujeres para su mayor autonomía; la clave para un mayor acceso a la educación y el alcance de las políticas públicas para que beneficien a las mujeres. El 33% de las 10.680 mujeres entrevistadas afirmó que la educación y formación profesional es el cambio más importante que desean para el pleno desarrollo de las mujeres en su país.


*Reportaje original publicado en el número de septiembre de 2024 de Donne Chiesa Mondo. Traducción de Vida Nueva

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