Vaticano

El cardenal Müller reaparece en el Sínodo dos semanas después

  • El ex prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe ha estado enfermo, pero ha vuelto con fuerza pidiendo la palabra durante la Congregación General
  • Según confirman a Vida Nueva fuentes cercanas al purpurado, ha dicho que la Iglesia como apostolado laico va en contra del Espíritu Santo





Una hernia discal había impedido al cardenal Gerhard Müller participar en la segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo. Sin embargo, dos semanas después, el ex prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe ha vuelto. Y lo ha hecho con fuerza. Pidiendo incluso el turno de palabra para intervenir en la Congregación General que se está desarrollando esta mañana.



En el centro de sus palabras ha estado su malestar por la participación de bautizados no obispos en este Sínodo, su incomprensión sobre el concepto de ‘sinodalidad’ o su crítica a los puentes tendidos con otras denominaciones cristianas.

De hecho, según informan a Vida Nueva fuentes cercanas al purpurado alemán, este ha mantenido que la Iglesia como apostolado laico va en contra del Espíritu Santo.

Según explicó el jueves pasado el cardenal germano a ‘Nederlands Dagblad’, su hernia discal era aún “un diagnóstico preliminar”, por lo que se encontraba esperando “la luz verde del médico”, que parece que ha llegado a lo largo de este fin de semana.

El cardenal Müller y James Martin durante la primera sesión del Sínodo en octubre de 2023

Un padre sinodal

La relación del cardenal con este Sínodo no ha sido sencilla. Y es que, a pesar de haber sido convocado a participar en ambas asambleas del mismo con invitación expresa de Francisco, no ha dudado a la hora de criticar sus procedimientos.

Afinales de octubre de 2023, Müller recordaba que “la Iglesia no es una democracia”, al mismo tiempo que insistía en que “las deliberaciones del Sínodo 2023 no versan sobre el contenido de la fe, sino sobre las estructuras de la vida de la iglesia y la actitud o mentalidad eclesial detrás de esas estructuras”.

“Como es bien sabido, la reflexión teórica sobre los principios del ser, del saber y del actuar es considerablemente más difícil que hablar de cosas concretas”, señalaba Müller. “Por lo tanto”, advertía, “existe el peligro de que una asamblea de casi 400 personas de diferentes orígenes, educación y competencias, involucradas en discusiones no estructuradas de ida y vuelta, produzca solo resultados vagos y borrosos”.

Y es que, para el cardenal, “la fe puede fácilmente ser instrumentalizada para agendas políticas, o confundida en una religión universal de la hermandad del hombre que ignora al Dios revelado en Jesucristo”. Por ello, subrayaba que si el Sínodo “quiere mantener la fe católica como guía, no debe convertirse en una reunión de ideólogos poscristianos y su agenda anticatólica”.

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