A solo unas semanas de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, que se celebran el 5 de noviembre y que dirimirán si el republicano Donald Trump regresa a la Casa Blanca o la demócrata Kamala Harris mantiene el legado de Joe Biden al no poder optar este a la reelección por cuestiones de salud, qué duda cabe que el factor religioso, en una sociedad como la estadounidense, es un factor muy a tener en cuenta.
Algo que, por ejemplo, Trump ha querido aprovechar a su favor, declarando a estos días a EWTN que el papa Francisco, al asegurar recientemente que esperaba que las urnas respaldaran al “mal menor”, estaba llamando a apoyarle a él: “Él quiere que voten por mí. Yo defiendo todo lo que defiende la Iglesia. Y Kamala Harris, no. Es un tipo de persona muy diferente. Es marxista. Su padre era marxista y sigue siendo marxista. Y no son muy partidarios de la religión. No me refiero solo a la religión católica, me refiero a cualquier religión. Todo el Partido Demócrata se ha vuelto muy radical a la izquierda, y yo soy todo lo contrario. Estoy totalmente a favor de la religión, y también me gusta mucho la Iglesia católica”.
Mucho menos categórico se ha mostrado el cardenal Wilton Gregory, arzobispo de Washington, quien, en una entrevista con Catholic News Service (CNS), ha lamentado la “ira” que, a su juicio, marca ahora mismo el debate político en el país. De ahí su llamada a los votantes, especialmente los católicos a que “se tomen un tiempo lejos de los medios para pensar y orar sobre los valores que para ellos son importantes”. Lo que se traduce en una ecuación sencilla: “Rezar. Reflexionar. Decidir”. Y es que, ahora mismo, muchos están “perplejos”, “confundidos” y hasta “asustados”.
En este sentido, puesto que es evidente que ni Trump ni Harris encarnan como tal el conjunto del ideario cristiano, los ciudadanos con esa sensibilidad católica deberán realizar un ejercicio de discernimiento y “tomar una decisión consciente”, basada ante todo en elegir los temas que para ellos son irrenunciables y, finalmente, “clasificarlos, aprender sobre ellos y orar sobre ellos”.
Por eso, el purpurado ha reconocido que, si bien el aborto (Harris lo apoya como un derecho y Trump ha pasado de rechazarlo por completo a aceptarlo en algunos supuestos) es un tema “fundamental”, no el único. Lo que puede verse gráficamente representado en un “paraguas” que simbolice todo lo que atañe “al respeto que se debe a la vida humana”. Así, “ese paraguas es lo suficientemente amplio como para incluir también la dignidad de las personas que buscan ingresar a nuestro país como inmigrantes”. Sin olvidar a las víctimas de la “pena de muerte” o “la necesidad de empleos que paguen lo suficiente para que las personas puedan mantener a sus familias”.
Sobre la posibilidad de que la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) se pronuncie de un modo institucional ante las elecciones, al igual que ya ocurriera en los comicios de 2020, en los que Biden se impuso a Trump, no se prevé que esto suceda, pues la reunión de su Plenaria de otoño se producirá precisamente una semana después de que se cierren las urnas, del 11 al 14 de noviembre en Baltimore. En todo caso, la primera valoración de los resultados sí podría llegar en esa cita conjunta del Episcopado.
Con todo, los obispos estadounidenses siguen apelando al espíritu de su documento ‘Formando la conciencia para ser ciudadanos fieles’, publicado por primera vez en 2015 y que se ha ido completando a lo largo de estos años con todas las cuestiones que, a su juicio, interpelan a un católico que debe ejercer su derecho al voto: desde las que nacen del ámbito de la bioética a las que se encarnan en los distintos asuntos sociales. En todas ellas, urge “tomar decisiones morales”.