El Sínodo de los Obispos de la Iglesia greco-católica ucraniana ha elegido como nuevo responsable del Exarcado Arzobispal de Donetsk al salesiano Maksym Ryabukha, que hasta ahora era obispo auxiliar desde que fue elegido para este ministerio el 19 de septiembre de 2022, sucediendo al arzobispo Stepan Meniok, redentorista. El Vaticano comunicaba algunos nombramientos de las Iglesias orientales es pasado 17 de octubre. Nacido en 1980, Ryabukha ha realizada distintas labores en la congregación salesiana antes del inicio de su ministerio episcopal.
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Un invierno sin fuentes de energía
Sin embargo, en una situación de plena guerra y precisamente en una de las zonas invadidas casi desde el principio de la guerra en 2022 como es el Donetsk, una de las dos regiones del Donbás; poco espacio hay para las celebraciones. El nuevo arzobispo está preocupado por la llegada del invierno. “Sólo espero un milagro de Dios, que sólo tiene una palabra, muy clara: la conversión del corazón. Mientras los corazones no se conviertan, esperar una buena solución es no esperar nada”, señala mientras sigue sin poder entrar en su sede episcopal.
Ryabukha es un tanto escéptico ante las negociaciones de los líderes políticos en las últimas semanas y solo llega a preguntarse: “¿Sabes cuántos de nuestros feligreses están en el otro lado? ¿Sabes cuántos de ellos han desaparecido? Y ni siquiera podemos preguntar a nadie dónde están y qué les ha pasado, porque también nosotros corremos el riesgo de desaparecer sólo por hacer la pregunta. Pero desaparecer sólo tiene dos direcciones: o la cárcel con todas las torturas diarias que desgraciadamente conocemos, o la muerte”, apunta.
“Mientras no se conviertan los corazones, esperar una buena solución es no esperar nada”, reclamó el nuevo arzobispo en declaraciones a Sir. “Lo peor es que no sabemos qué van a bombardear de nuevo”, lamenta a ‘Vida Nueva’ al poco de conocerse su nombramiento preocupado por la ausencia de energía en un país que puede llegar a alcanzar los 24º bajo cero como ocurrió en la Nochebuena de 2023 cuando el prelado pasó la celebración con los soldados en el frente, en la frontera entre Lugansk y Kharkiv. Además, insiste, “no se puede vivir tanto tiempo en refugios y sótanos. Son lugares para ratas, no para seres humanos. ¿Pero a quién podemos contar este drama? Todo el mundo piensa que los bombardeos se dirigen contra objetivos militares, pero sencillamente no es cierto”, denuncia el prelado.