“No estaría mal si, junto a la información de orden jurídico, psicológico y moral que se da en la preparación de los novios al matrimonio, se profundizara en la preparación espiritual”. Así lo ha reclamado hoy el papa Francisco en su catequesis durante la audiencia general de los miércoles ante los miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro.
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El Pontífice ha recogido algunas “migajas” de la doctrina del Espíritu Santo para “ver cómo ilumina toda la vida cristiana y, especialmente, el sacramento del matrimonio”. “¿Qué tiene que ver el Espíritu Santo con el matrimonio?”, se ha preguntado para luego responder: “Mucho, quizá lo esencial. El matrimonio cristiano es el sacramento del hacerse don, el uno para la otra. La pareja humana es, por tanto, la primera y más básica realización de la comunión de amor que es la Trinidad”.
Según Jorge Mario Bergoglio, “los cónyuges deben formar una primera persona del plural, un ‘nosotros’. Estar el uno ante el otro como un ‘yo’ y un ‘tú’, y estar ante el resto del mundo, incluidos los hijos, como un ‘nosotros’. Qué hermoso es oír a una madre decir a sus hijos: ‘Tu padre y yo…’; y oír a un padre decir: ‘Tu madre y yo’, casi como si fueran una única persona”. “¡Cuánto necesitan los hijos esta unidad de los padres y cuánto sufren cuando falta!”, ha exclamado.
Para responder a esta vocación, “el matrimonio necesita el apoyo de Aquel que es el Don, o, mejor dicho, el que se dona por excelencia. Allí donde entra el Espíritu Santo, renace la capacidad de entregarse. Algunos Padres de la Iglesia afirmaron que, siendo don recíproco del Padre y del Hijo en la Trinidad, el Espíritu Santo es también la razón de la alegría que reina entre ellos”.
“Nadie dice que esa unidad sea un objetivo fácil -ha continuado-, y menos en el mundo actual; pero esta es la verdad de las cosas tal y como el Creador las concibió y, por tanto, está en su naturaleza”.
Oraciones por la paz
Después de la catequesis, el Papa ha vuelto su mirada hacia Ucrania: “Hoy, temprano en la mañana, he recibido las estadísticas de muertes: ¡es terrible! La guerra no perdona; la guerra es una derrota desde el principio. Oremos al Señor por la paz, que dé la paz a todos, a todos nosotros”.
Francisco ha recordado a “todas las naciones que están en guerra”. “No olvidemos a Myanmar; no olvidemos a Palestina, que sufre ataques inhumanos; no olvidemos a Israel”, ha insistido, subrayando otra cifra que “debe asustarnos”: “Las inversiones que hoy ganan más dinero son las relacionadas con la venta de armas. ¡Nosotros ganamos dinero con la muerte! ¡Oremos todos juntos por la paz!”.
