El festival se celebrará el próximo 1 de noviembre
El festival de Diwali o “hilera de lámparas de aceite” lo celebran todos los hindúes. Fundada simbólicamente en una mitología antigua, representa la victoria de la verdad sobre la mentira, de la luz sobre la oscuridad, de la vida sobre la muerte, del bien sobre el mal.
La celebración real dura tres días y marca el comienzo de un nuevo año, la reconciliación familiar, especialmente entre hermanos y hermanas, y la adoración a Dios. Este año, muchos hindúes celebrarán el festival el 1 de noviembre. Para la ocasión, el Dicasterio para el Diálogo Interreligioso les envió un mensaje con el tema: ‘Hindúes y cristianos: promover la armonía en medio de la diversidad y a pesar de las diferencias’.
“Más que nunca nuestras ciudades y países son cada vez más diversos”, escribe el cardenal Miguel Ángel Ayuso Guixot, prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, en su mensaje. “Personas de diferentes culturas, religiones, etnias, lenguas e ideologías conviven, ya sea por elección o por casualidad, en casi todas partes del mundo”.
“La mayoría considera que esta diversidad es una gran fuente de crecimiento, aprendizaje y enriquecimiento mutuos. Al mismo tiempo, también es rechazado en algunas partes del mundo porque se considera una amenaza potencial a la armonía, que incluso puede conducir a conflictos”, continúa el cardenal. “Preocupados como estamos por este asunto, nos gustaría compartir con ustedes algunas ideas sobre cómo tanto cristianos como hindúes pueden promover la armonía en medio de la diversidad y a pesar de las diferencias”.
“A lo largo de la historia, el ser humano siempre ha experimentado dificultades para vivir en armonía. De hecho, éste ha sido el caso siempre que hay diversidad y diferencias entre los pueblos, lo que a veces ha resultado en manifestaciones de resistencia tanto hostil como sutil”, asevera. Sin embargo, como dijo el papa Francisco, “en la dinámica de la historia y en la diversidad de grupos étnicos, sociedades y culturas, vemos las semillas de una vocación para formar una comunidad compuesta de hermanos y hermanas que se aceptan y se cuidan unos a otros”.
“La diversidad, por tanto, invita a esfuerzos para construir la armonía”, apunta el cardenal. “Además, las semillas de la armonía sólo pueden sembrarse y cosecharse mediante el respeto a la diversidad, ofreciendo oportunidades de avance y de integración social para todos”.
“En el proyecto divino, la diversidad y las diferencias no deben ser una amenaza para la existencia de nadie, sino un don para la convivencia armoniosa”, asegura. “Son mosaicos relacionales de un edificio pluriforme en el que humanos de todos los colores, credos y culturas pueden vivir juntos. Además, muestran nuestra humanidad común en expresiones pluriformes. Nos enriquecen y respetan la diversidad”.
En este sentido, “el fundamentalismo religioso, el extremismo, el fanatismo, el racismo y el hipernacionalismo en diferentes partes del mundo son algunos ejemplos de ideologías que destruyen la armonía y dan lugar a sospechas, prejuicios, desconfianza, odio y miedo entre las personas, impidiéndoles forjar vínculos que sostengan la humanidad. fraternidad y amistad social”.
“Sembrar las semillas de la armonía en medio de la diversidad y a pesar de las diferencias es una necesidad práctica que exige acciones concretas y esfuerzos colectivos de todos los individuos, familias, instituciones educativas, medios de comunicación, comunidades y naciones”, asevera el cardenal en el mensaje.
“Todos debemos trabajar para romper con los estereotipos, fomentar la empatía, la sensibilidad y el respeto por quienes son diferentes a nosotros. También necesitamos promover el diálogo a todos los niveles para una mayor conciencia, comprensión y valoración de la riqueza de la diversidad y las diferencias”, apunta. “Con el inmenso potencial que tienen las religiones para crear condiciones propicias para la armonía en la sociedad, todos los líderes religiosos tienen el deber sagrado de alentar a sus seguidores a luchar por la armonía”, subraya el purpurado.