El papa Francisco ha recibido hoy en audiencia a la Comunidad Penitenciaria Vaticana –los confesores de la basílica de San Pedro– con motivo del 250 aniversario de la encomienda del Ministerio de las Confesiones en la Basílica de San Pedro a los Frailes Menores Conventuales.
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Durante su discurso, el Papa ha subrayado que, cada día, miles de visitantes llegan a la basílica de San Pedro, ya sea como peregrinos o como turistas. “Vuestra presencia en este contexto es importante. Para los fieles y peregrinos, porque les permite encontrar al Señor de la misericordia en el Sacramento de la Reconciliación”, ha dicho Francisco, animando a que siempre “perdonen todo, todo, todo”.
Humildad, escucha y misericordia
“¡Nosotros estamos por perdonar, alguien más estará por discutir!”, ha señalado el Papa. “Y para todos los demás, porque les testimonia que la Iglesia los acoge ante todo como comunidad de salvados, de perdonados, que creen, esperan y aman en la luz y con la fuerza de la ternura de Dios. Deteneos un momento para reflexionar sobre el ministerio que desempeñáis, subrayando tres aspectos particulares: la humildad, la escucha y la misericordia”.
La humildad, ha dicho el Papa, “nos lo enseña el apóstol Pedro, discípulo perdonado, que viene a derramar su sangre en el martirio solo después de haber llorado humildemente sus propios pecados”; la escucha, ha añadido, “es para todos”, pero “especialmente para los jóvenes y los niños”. “Escuchen, no pregunten tanto. No sean psiquiatras, por favor: escuchad, escuchad siempre, con dulzura”.
Finalmente, en cuanto a la misericordia, “como dispensadores del perdón de Dios, es importante ser hombres de misericordia, hombres alegres, generosos, dispuestos a comprender y consolar, con palabras y actitudes”. “El confesor debe ser cercano, misericordioso y compasivo”, ha insistido.