Las clarisas excomulgadas interponen una demanda ante la Guardia Civil tras avistar ayer uno de estos aparatos con una cámara en el espacio aéreo del monasterio
Las monjas cismáticas de Belorado han interpuesto hoy una denuncia ante la Guardia Civil después de avistar ayer un dron en el espacio abierto del convento. Así lo ha confirmado a ‘Vida Nueva’ el nuevo jefe de prensa de la Asociación Santa Clara de Belorado, Francisco Canals. Al parecer, en torno a las una menos cuarto de ayer, las religiosas excomulgadas por la Santa Sede detectaron un dron en el entorno del monasterio. Según relata Canals, “dio una especie de vuelta de 360 grados y se veía que tenía una cámara”. En ese momento, siempre en palabras del nuevo jefe de prensa, “las monjas salen despavoridas y toman la decisión de salir a las inmediaciones del monasterio por si hubiera algún operador”. Apenas unos segundos después, el dron espía se desvanece.
Ante este hecho, las ex clarisas deciden llamar a la Guardia Civil y desde la Benemérita les invitan a denunciar la situación. Acto seguido, una unidad se desplaza hasta el monasterio para analizar lo sucedido sin que, hasta ahora, puedan aportar más datos. Apenas 24 horas después, las monjas daban un paso al frente, seguían el consejo recibido desde la Guardia Civil e interponían la denuncia.
“No va a servir de mucho, pero es un ejemplo más de la presión que ellas viven, se sienten atacadas y hostigadas”, expone su jefe de prensa a esta revista. Preguntado por quien podría estar detrás de este dron espía, Canals asegura que “no creo que sea el Arzobispado, no se puede poner el dedo acusador a nadie, porque no tenemos prueba alguna”. Eso sí, más allá de este episodio concreto, el periodista se muestra convencido de que “los ojos de la Iglesia están sobre este convento”.
Precisamente por el asedio que considera que están padeciendo las monjas es lo que le ha animado a asumir la gestión de la comunicación del monasterio cismático. “Tienen un problema de comunicación, porque se les ha distorsionado y caricaturizado, con una línea tragicómica”, expresa este profesional de los medios que se presenta en su portal digital como un “periodista especializado en sucesos, actualidad y ciberdelitos”.
El comunicador explica a ‘Vida Nueva’ que fue una persona del entorno de las monjas quien entró en contacto por Whatsapp con él. A partir de ahí, a las 48 horas, las monjas cismáticas tomaron el relevo y programaron una videollamada. “Tampoco tenía muy claro para qué querían escucharme, les hablé durante dos horas de reputación, se generó empatía entre nosotros y les di confianza”, explican sobre la previa al contrato. Este mismo lunes comenzó a trabajar oficialmente para ellas “con un salario simbólico porque ellas están literalmente arruinadas, prácticamente para afrontar gastos, una cuarta parte de lo que yo cobraría normalmente”.
“Están abrumadas”, subraya sobre el estado anímico del grupo ante los “ataques de denigración a través de los medios de comunicación” que, según él, habrían recibido. Frente a ello, considera que las ex religiosas “tienen un valor corporativo principal” que hay que promover: “la gente las quiere, son figuras de ternura, que despiertan compasión y benevolencia”. “Hay que retomar el control del relato”, asegura Canals, que subraya que “no soy un portavoz ni tengo que ver con el ecosistema de la Iglesia, no soy católico practicante”.