El robo de una camioneta terminó en una tragedia frente al templo, donde estaba por iniciar una hora santa
Luego de que una camioneta atropellara en la explanada de la Catedral de Guadalajara a nueve personas que participaban en la Marcha por la Mujer y la Vida, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) llamó a las autoridades a atender de raíz las causas que provocaron la tragedia, mientras que el Frente Nacional por la Familia pidió justicia para las víctimas del accidente.
Y es que, este 26 de octubre, mientras un grupo de fieles se disponía a participar en una hora santa frente a la catedral tapatía, una camioneta negra violó el cerco de seguridad que impide que los automotores invadan este espacio, y atropelló al menos a nueve de los participantes, quienes resultaron lesionados. La persona que conducía se encontraba intoxicada e iba huyendo, pues acababa de robar el vehículo.
Para el Frente Nacional por la Familia, el hecho ensombreció un evento pacífico, familiar, de expresión de fe, que “no se merecía este acto de violencia tan injusto”.
Aprovechó para exigir que el gobierno del estado de Jalisco, así como el de la Ciudad de México, Estado de México, Morelos y el resto de República, así como el gobierno federal, se concentren en proteger la vida de todos, desde su inicio, en todas sus etapas y en toda circunstancia.
“Ya no abonen a la terrible cultura de la muerte que aqueja a la población con iniciativas de muerte en las cuales se pretende considerar derecho el quitarle la vida de manera violenta a los seres humanos más inocentes y vulnerables dentro del vientre de sus madres”.
El Frente Nacional por la Familia aseguró que México sufre la violencia mortal del crimen organizado: “México no necesita que a esa violencia se le sume la de gobiernos y legisladores que quieren legalizar la violencia contra los mexicanos más pequeños e inocentes y que no cumplen con el deber básico de cuidar la vida de su población”.
Concluyó: “México no necesita más muerte, lo que necesitamos es vida, que se valore y proteja la vida de todos los mexicanos, ya que sin respeto a la vida no habrá paz“.
Por su parte, tras la tragedia, la CEM exhortó a las autoridades competentes a fortalecer las medidas de seguridad pública para prevenir delitos como el robo de vehículos; implementar estrategias más efectivas para la prevención del consumo de sustancias nocivas; garantizar la seguridad en espacios públicos donde se realizan manifestaciones pacíficas y actividades religiosas, y atender las causas estructurales que generan la inseguridad en nuestra sociedad.
Los obispos agradecieron la pronta respuesta de los cuerpos de emergencia que atendieron a las víctimas, y reconocieron la labor de las autoridades en la atención del incidente.
“Hacemos un llamado a toda la comunidad católica a mantener la unidad en oración y a reflexionar sobre la importancia de construir una sociedad más segura y pacífica para todos”.
Finalmente, aclararon que si bien el incidente, aunque no fue dirigido específicamente contra la celebración religiosa, muestra la urgente necesidad de abordar los problemas de inseguridad que afectan a toda la sociedad mexicana.