Ramon Bassas es, desde el 10 de septiembre, el director general de Asuntos Religiosos de la Generalitat de Cataluña. Salvador Illa ha puesto su confianza en el que fuera concejal de Mataró durante dos décadas (1991-2011). Miembro de Cristianos Socialistas y militante de la Acción Católica Obrera, era hasta ahora el responsable de comunicación de Fragmenta Editorial.
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PREGUNTA.- ¿Qué le ha enseñado la Acción Católica Obrera que puede trasladarse a la política?
RESPUESTA.- La principal enseñanza es mirar la realidad bajo el método del ‘ver, juzgar, actuar’. Mi compromiso político con las personas nace precisamente de la Acción Católica Obrera. No se trata solo de que tengamos una realidad que no nos gusta y que queramos que sea diferente, sino que buscamos implicarnos para mejorarla. En la política se necesita espíritu crítico y saber uno ponerse en su sitio, que no es otro que el del servicio.
P.- Cristiano y socialista… todavía hay quienes no lo entienden.
R.- Durante mucho tiempo hemos hecho una línea divisoria en España y generalmente se ha asociado, seguramente con razón y por desgracia, a la Iglesia con una parte de esa España. Pero esta circunstancia no puede opacar que hay muchas personas que pensamos que hay similitudes entre la Doctrina Social de la Iglesia y las propuestas de la izquierda o la socialdemocracia, sobre todo en la visión de esa buena política que se basa en ayudar a reducir las diferencias sociales.
P.- Illa no esconde su ser católico y ha conformado un gobierno, según él, con “humanismo cristiano”. ¿En qué se traduce?
R.- El humanismo cristiano es una tradición política-filosófica que engloba mucho más que el ser de derechas o de izquierdas. Para que las políticas públicas mejoren las condiciones de vida de todos los ciudadanos, especialmente de aquellos que peor están, deben respetar la centralidad de la persona y su dignidad. Un gobierno puede tener ideología sin ser ideológico y llevar adelante políticas públicas más sensibles a los derechos humanos. Eso es lo que busca el nuevo presidente.
P.- El aumento de la inmigración en Cataluña ha hecho que el islam esté cada vez más presente. Algunos partidos lo ven como una amenaza…
R.- La realidad nunca tiene que ser amenazadora. La inmigración ha traído pluralidad. Los momentos de cambios son oportunidades. Veo importante trabajar contra esta percepción de que la inmigración es una amenaza para nuestra sociedad. ¿Cómo puede ejercerse la libertad religiosa sin necesidad de que nadie se vea amenazado? Aquí hay un trabajo por hacer en este sentido desde Asuntos Religiosos.
“No podemos explotar al Papa”
P.- Francisco ya ha cumplido 11 años de pontificado. ¿Cómo valora esta etapa para la Iglesia?
R.- A mí me gustaría que nos durase muchos años más, aunque no podemos ‘explotarle’ indefinidamente, pero me parece que Francisco es una buena noticia para la Iglesia y para el mundo. Como pastor, nos ha pedido poner el foco en las periferias, centrarnos en quienes están en los márgenes, siendo esta su prioridad pastoral, porque muchas veces nos perdemos en debates bizantinos. Para él, la religión es hablar de lo importante. El Papa presenta la fe no como algo exótico, sino como algo útil para las personas.
P.- Si hablamos de obispos, ¿cómo ve a la Conferencia Episcopal Tarraconense?
R.- Aún no he tenido ocasión de tener mucho contacto con ellos, pero sé que tenemos una Conferencia Episcopal muy activa, preocupada y sensible a los problemas de los ciudadanos y que entiende perfectamente cuál es el mundo en el que estamos y cuáles son las transformaciones que se están produciendo. Vamos a poder trabajar perfectamente. Me parece que, además, sus mensajes son bastante prudentes y buscan ser útiles.