Los ocho derroteros de la Iglesia en Colombia (y América) luego de la COP16

Avanza la segunda semana de Conferencia de las partes, espacio de la toma de decisiones en materia ambiental, para la que la Iglesia ha propuesto una ruta de trabajo

Los ocho derroteros de la Iglesia en Colombia (y América) luego de la COP16

Se ha celebrado una rueda de prensa en la casa arzobispal, encabezada por el anfitrión, Fernando Rodríguez, titular de Cali, ciudad colombiana, al oeste del país, donde se realiza la Conferencia de las partes (COP 16).



El prelado estuvo acompañado por su colega Juan Carlos Barreto, obispo de Soacha y presidente de Cáritas Colombia, junto con referentes de Cáritas Latinoamérica y Cáritas Internacional.

“Que no sea un evento y ya”, ha dicho una vez más Rodríguez, tras recordar que en el arranque de este foro internacional hizo votos para que las discusiones no se queden solo en el papel.

“No se trata de dejar todo en declaraciones, en buenos propósitos. Allí la Iglesia, en su tarea evangelizadora, debe promover la educación en todos los niveles para formar a ecociudadanos”, apuntó.

Un trabajo que estará incidido por el magisterio del papa Francisco en su encíclica Laudato si’ y su última exhortación, Laudate deum. “La Iglesia está desde hace tiempo en los territorios fomentando el cuidado de la casa común”. Es una ventaja que tienen.

Juan Carlos Barreto ha mencionado los ocho derroteros que la Iglesia en Colombia asumirá tras la realización de la COP16 a partir de la llamada Ruta Laudate deum, porque “la Iglesia como parte de la sociedad está llamada a participar desde dos perspectivas, la teológica y la ética”.

Juan Carlos Barreto

Juan Carlos Barreto, obispo de Soacha y presidente de Cáritas Colombia

“Desde la teología, porque creemos en un Dios creador que nos lleva a una espiritualidad ecológica. Y como Iglesia también lo hacemos desde la perspectiva ética que nos lleva a preguntarnos qué mundo le dejaremos a las futuras generaciones”, planteó.

1.⁠ ⁠Monitorear acuerdos

Es super clave aunar esfuerzos en un nuevo modelo de desarrollo que combine sustentabilidad y cuidado del ambiente. Esto pasa por monitorear los  acuerdos a los que se lleguen con los gobiernos, para lo cual “es fundamental estar informados”.

2.⁠ ⁠Visibilizar las buenas prácticas

La presencia de la Iglesia en la Amazonía y Orinoquia es de vieja data. Son más de 100 años de misión “oficial”. De allí, explica Barreto se debe seguir visibilizando “las buenas prácticas”, porque muchas comunidades de pueblos remotos “ya viven una ciudadanía ecológica”.

3.⁠ ⁠Articular esfuerzos

En la unión está la fuerza. Por lo que es imperativo trabajar de manera conjunta con “gobiernos y otras instituciones, incluyendo a otros sectores interconfesionales”. Barreto señala que todo este esfuerzo se hará bajo la premisa “levantar puentes y derrumbar muros, queremos articularnos con todos academia, gobiernos, otros sectores”.

4.⁠ ⁠Formación continua

Ningún esfuerzo dará frutos, sino es a través de la educación y formación continua. La Iglesia toda debe ser una escuela itinerante y abierta de ecología integral. “Hay que plantar cara al analfabetismo ecológico”, ha dicho. La pedagogía y la acción deben ir de la mano.

5.⁠ ⁠Mayor incidencia

La Iglesia debe promover la incidencia. Eso que acuñó Francisco de ir en salida a las periferias aplica para en en salida también de los tomadores de decisiones y espacios como la COP16, porque va en beneficio de esas periferias. Más como un actor de credibilidad y presente en medio de los más necesitados. Todo ello “requiere de planes estratégicos”. Es un punto en el que trabajarán.

6.⁠ ⁠Mayor participación

En la toma de decisiones es clave la participación de todos. Es un tema en el que la Iglesia ha venido avanzando con la sinodalidad, amén de las diferencias de fondo y forma que haya entre estos temas de ecología integral. Para Barreto la COP16 ha sido un buen ejemplo de la participación al “crearse una zona verde, para que sea una COP de la gente”, donde todos los sectores han dialogado, presentado experiencias. Sin duda, una práctica que desde la Iglesia en Colombia se comprometen a seguir impulsando.

7.⁠ ⁠Mediadores con credibilidad

Al estar inserta en medio de los más pobres, especialmente en la Amazonía, la Iglesia debe erigirse como un actor clave en la intermediación de conflictos, por eso, el obispo ha invitado a “dar conocer con objetividad lo que sucede en los territorios” sin ningún tipo de sesgo ideológico. En ello, la Iglesia fomenta el diálogo social, abierto y ético. Ser promotores de la fraternidad universal.

8.⁠ ⁠Ahondar en la esperanza

Sin caer en ingenuidades, se sabe que la crisis ambiental y social sigue agudizándose. El extractivismo avanza, el asesinato a líderes recrudece y se agudizan los efectos del cambio climático. Sin embargo, los hombres y mujeres de fe deben ahondar en la esperanza, “creemos que el desarrollo humano integral es posible. Inspirándonos en la propuesta del buen vivir de nuestros pueblos originarios. Es difícil, pero no imposible”.

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