España

El párroco de Utiel no se rinde: “Nos movilizamos para llevar comida caliente a la residencia de ancianos y limpiar las calles”

  • Una gota fría deja, según el último recuento oficial, 62 muertos y “decenas de desaparecidos” en la provincia de Valencia
  • El Arzobispado abre sus “instalaciones” para acoger a posibles afectados en las zonas más golpeadas





La tarde y la madrugada del 29 de octubre no se olvidarán en buena parte de España, pero fundamentalmente en la provincia de Valencia, la más afectada por una DANA (gota fría) que causó terribles inundaciones en las localidades de Utiel y Requena o en la región de la Ribera. Al cierre de esta edición, el Centro de Coordinación Operativa Integrado del Ministerio de Interior ya contaba 62 fallecidos y “decenas de desaparecidos”, lo que hacía temer que la cifra de víctimas se pudiera incrementar significativamente. En Castilla-La Mancha, la situación también fue muy grave y, en esas primeras horas, había un muerto en la población conquense de Mira y seis personas ilocalizables en Letur, Albacete.



Muchos ciudadanos vieron sus coches ser arrastrados por la corriente y tuvieron que pasar la noche al raso, sobre puentes o techos de edificios, con primeras plantas de viviendas y comercios completamente anegadas por el agua. Las autopistas A-7 y A-3 sufrieron graves cortes y el puerto y el aeropuerto de Valencia se vieron obligados a cerrar sus instalaciones.

Todos los medios disponibles

En plena crisis, el Arzobispado de Valencia publicó un comunicado en el que informaba de que ofrecías sus “instalaciones” para acoger a posibles afectados en las zonas más golpeadas, poniendo a su “disposición” todos “los medios necesarios ante la gravedad de la situación”.

El mensaje, firmado por el arzobispo, Enrique Benavent, concluía manifestando su “gran preocupación”, pero también su “esperanza” en que “las víctimas y los desaparecidos sean encontrados lo antes posible sanos y salvos”.

A través de un mensaje en sus redes sociales, el arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, ha compartido su dolor: “Ante la tragedia que está ocurriendo en Albacete, Valencia y otros lugares de España, expreso mis condolencias y oración por los fallecidos y todos los damnificados, así como el compromiso de ayuda de la CEE. Invoco a la Virgen de los Desamparados que consuele y sostenga a todos”.

A la oración también se sumaron otros pastores, como los cardenales de Madrid y Barcelona, José Cobo y Juan José Omella. En el caso del purpurado barcelonés, se mostró “consternado por las trágicas imágenes que nos llegan de Valencia y Albacete”. De ahí su llamada a que “trabajemos todos unidos para restablecer la normalidad lo antes posible”. Y es que “experiencias como esta nos recuerdan la fragilidad de nuestra condición humana y nos abren a la esperanza de la vida eterna en el cielo”.

Venía de celebrar un entierro

En conversación con Vida Nueva, Cristóbal Castells, párroco de La Asunción, en Utiel, donde tuvo su epicentro la inundación, explica que “la tormenta me sorprendió en la autopista, mientras venía de celebrar un entierro. Entre los que estábamos ahí, pudimos formar una cadena humana y escapar. Por suerte, estaba cerca de la vecina Requena y su párroco me acogió para que pudiera dormir en su casa”.

Esta mañana, ya a primera hora en Utiel, “los voluntarios de la parroquia, en una iniciativa del Ayuntamiento, nos estamos movilizando junto a Cáritas para llevar comida caliente a los ancianos que viven en la residencia y en limpiar las calles”. Aunque hoy mismo tenía que celebrar otro entierro, no ha sido posible… Pero, tristemente, intuye que ahora habrá más: “No hay confirmación oficial, pero se cree que han fallecido seis personas en el pueblo”.

Otro testimonio es el de Ignacio Requena, sacerdote en la localidad albaceteña de Letur. Tal y como ha compartido con Cope, “a la una y media de la tarde, oímos un estruendo muy grande. Al vivir frente a un barranco, corrí a al asomarme y lo que vie era dantesco: coches, agua, palos de árboles”.

“Me metí hasta la cintura”

Tras llamar “al 112 para dar la alarma”, se dio cuenta de la difícil situación de sus vecinos: “El agua pasaba por dentro de las casas, entraba por una ventana y salía por la otra”. Consciente de que, si estaban dentro, quedarían “atrapados”, fue corriendo hasta la más próxima y “me metí hasta la cintura, pero ya no podía llegar a más. Gracias a Dios, no había nadie allí”.

En estas complicadas horas, mientras todos buscan “a las seis personas desaparecidas”, también intentan “abrir accesos al casco antiguo para atender a los mayores que permanecen en sus casas para llevarles alimentos, agua y aquello que necesiten”.

Compartir
Noticias relacionadas










El Podcast de Vida Nueva