“Los cristianos somos los que más cerca debemos estar”, sentencia Enrique Benavent que ya ha activado un plan de ayuda con las vicarías afectadas y Cáritas
“A todos los que sufren, que sientan una mano amiga, de hermano y estamos atentos a sus necesidades”. Es el mensaje que ha lanzado hoy el arzobispo de Valencia, Enrique Benavent, desde la basílica de Nuestra Señora de los Desamparados a los afectados por la tragedia de la DANA que, con al menos 64 muertos, es ya el tercer mayor desastre natural de la historia de España, la riada de Biescas (Huesca) de 1996, con 87 muertos, y la riada del Turia (Valencia) de 1957, con 81 fallecidos.
Benavent presidió una eucaristía esta mañana en la que trasladó “a las personas que en estos momentos se han quedado sin casa, que están sufriendo” que queremos manifestarles solidaridad y cercanía de la Iglesia y en la medida de nuestras posibilidades, acompañarles y atenderles en sus necesidades”.
“Me gustaría dirigir en estos momentos unas palabras a las víctimas, a sus familias, a los que han sufrido situaciones dramáticas”, expuso en su homilía el arzobispo de Valencia. Justo después añadió que “muchos, gracias a Dios, han superado la situación, pero también hemos de pensar en todas estas personas que han pasado la noche angustiadas en situaciones dramáticas, atrapadas muchas veces por el agua y sin poder llegar a su casa”. “A ellos, a sus familias que tanto han sufrido esta noche también, los tenemos presentes en nuestra oración por los difuntos”, remarcó el prelado.
“Oramos por ellos y también por todas las personas que se han visto afectadas en este momento. Los cristianos nos sentimos miembros de la familia humana, y también la Iglesia tiene que vivir como una familia”, sentenció Benavent, desde el convencimiento de que “los cristianos somos los que más cerca debemos estar”.
Con la mirada puesta en la Virgen de los Desamparados, planteó que “los desamparados de nuestra sociedad son precisamente estas personas que en estos momentos más necesitan de cercanía, de afecto, de solidaridad, que ellos estén en el centro de nuestro corazón”.
Amén de las eucaristías, la Archidiócesis está manos a la obra desde ayer para poner en marcha un plan de coordinación con las vicarías episcopales de las zonas afectadas. Entre otras iniciativas, está previsto abrir instalaciones de parroquias y de Cáritas para acoger y atender a los damnificados por el temporal.