El ex superior general de la Compañía de Jesús tuvo un papel fundamental en el desarrollo del Servicio Jesuita a Refugiados
Pedro Arrupe está más cerca de los altares. Y es que, tal como ha informado hoy el Tribunal del Vicariato de Roma, el próximo 14 de noviembre tendrá lugar la clausura de la fase instructora de la causa de canonización del sacerdote jesuita español, quien fue prepósito general de la Compañía de Jesús entre 1965 y 1983, concluyendo de este modo la fase diocesana del proceso.
La celebración será presidida por el arzobispo Baldo Reina, vicario del Papa, y con la presencia de miembros del tribunal diocesano que llevó a cabo la investigación: Giuseppe D’Alonzo, delegado episcopal; Giorgio Ciucci, promotor de justicia; y Marcelo Terrami, notario actuario.
Pedro Arrupe nació en Bilbao el 14 de noviembre de 1907. Realizó sus estudios de Medicina en Madrid, periodo durante el cual decidió hacerse jesuita, ingresando al noviciado en 1927. Al final de este periodo fue enviado a Japón como misionero.
Tras convertirse en maestro de novicios, se encuentra en Hiroshima cuando el 6 de agosto de 1945 se lanzó la bomba atómica sobre la ciudad. Ante lo ocurrido comienza a trabajar en un hospital de campaña donde, gracias a su formación médica, puede ayudar a muchos heridos. Esta experiencia lo afectó profundamente.
En 1965 fue elegido superior general de la Compañía de Jesús, acompañando a la orden jesuita en el cambio que supuso el Concilio Vaticano II. Bajo su dirección, la Compañía reinterpretó su misión como servicio de la fe y promoción de la justicia. De manera especial se dedicó a los refugiados, pidiendo a toda la sociedad que respondiera a este desafío.
Es gracias a él que hoy el Servicio Jesuita a Refugiados trabaja en muchas partes del mundo, incluso en Italia a través del Centro Astalli. En 1981 sufrió un ataque al corazón que le provocó una parálisis y la pérdida del habla. Dejó el cargo y falleció en 1991.