El sacerdote de la pedanía de Valencia comparte su preocupación más allá de las “necesidades materiales”: “A corto o medio plazo va a ser fundamental el acompañamiento espiritual”
“Es una situación dantesca, un desastre”, sentencia Ángel Miguel Olivares, párroco de Nuestra Señora de Lepanto de Castellar. La pedanía valenciana ha sido una de las más golpeadas por la DANA que ha asolado Valencia. De momento, son dos las víctimas mortales registradas en el lugar. Sin embargo, Oliveras no descarta más fallecidos: “Sabemos que hay personas que viven por las huertas y que no sabemos dónde están”.
En un primer momento, el sacerdote considera que la mayor urgencia pasa por “centrarse en cubrir las necesidades materiales más importantes y básicas”. “Que la gente pueda volver a sus casas, y lo otro, pues, se irá dando poquito a poco”, comenta el presbítero.
Sin embargo, la mayor preocupación de este cura es el estado de “shock” en el que se encuentran sus vecinos. “A nivel afectivo la gente está hundida”, reconoce. Por ello, están trabajando mano a mano desde Cáritas y Protección Civil para “poder atender a la gente que está sola, la gente mayor, a los enfermos”. Y es que Olivares considera que “a corto o medio plazo el acompañamiento desde la parroquia va a ser fundamental así como el acompañamiento espiritual”.
“Hay que levantar a la gente, animarlos y estar con ellos porque nosotros somos el mejor vehículo para el Señor”, insiste. Además, pide oraciones para los propios sacerdotes, “para que nos mantengamos en pie y podamos sostener a la gente que está con nosotros que es lo fundamental”.