El párroco de Alfafar, el pueblo ‘olvidado’ de la DANA: “Hay gente que lo ha perdido absolutamente todo”

ALFAFAR (VALENCIA), 30/10/2024.- Vista general de varios vehículos dañados en Alfafar, tras las

Alfafar está a apenas cinco kilómetros de Valencia, pero desde el martes la distancia se ha multiplicado por mil. La DANA ha aislado a esta localidad de la periferia hasta tal punto que prácticamente solo se puede acceder a pie. Eso se traduce en una situación límite de desesperación para sus vecinos, que desde hace varios días están contemplando la destrucción y la muerte en sus calles ante una escasa presencia de efectivos de emergencia.



“Las palabras se me quedan cortas para describirlo todo y se multiplican los sinónimos: terrible, dantesco, apocalíptico…” describe Javi Francés, párroco de Nuestra Señora del Don con ‘Vida Nueva’.

Oleada de solidaridad

“Apenas hemos visto a la UME  y bomberos”, comparte el sacerdote, que pone en valor cómo el Ayuntamiento “está gestionando el reparto de alimentos”. “La gente lo agradece, pero hacen falta muchas manos”, apunta. Entre quienes sí han salido a la llamada de auxilio del sacerdote se encuentran la Universidad Católica de Valencia, el colegio Pureza de María, la Casa de la Virgen y varios párrocos de la capital. “Estamos recibiendo una oleada de solidaridad entre la propia Iglesia que me hace estas especialmente agradecido. Es terrible por la tragedia, pero precioso por tanta ayuda ofrecida”, subraya.

Alfafar (valencia) (Spain), 31/10/2024.- A handout satellite image made available by Maxar

Vista aérea del municipio de Alfafar, hoy 1 de noviembre, tras el paso de la DANA. EFE/EPA/MAXAR

Por suerte, la parroquia no ha sufrido prácticamente daños porque está justo en la parte alta de Alfafar, pero tan solo a quince metros, donde se encuentran los salones parroquiales, todo está inundado: “Apenas se han salvado dos calles de todo el pueblo”.

Algo tremendo

En esta semana interminable, Javi apenas ha dormido intentando salir al quite de las necesidades de todo aquel que se acercaba al templo. “Estos días de atrás he caído rendido, pero esta noche me ha salido todo el nervio y a las tres y media de la madrugada estaba ya despierto”, comparte un cura que no acaba de asimilar todo lo que ve cada vez que pone un pie en la calle: “Es algo tremendo, no hay palabras para describir lo que está sufriendo este pueblo”. “Hay gente que lo ha perdido absolutamente todo y han visto cómo se derrumbaban sus casas y cómo fallecían sus familiares y vecinos”, lamenta Francés.

Durante las dos primeras jornadas, el párroco estuvo a pie de calle con escoba y pala en mano ante las urgencias inmediatas: “Ahora creo que puedo ayudar más con el teléfono en mano y coordinando tanta ayuda y consuelo que se necesita”.

La ayuda posterior

En este sentido, no duda en asegurar que “el shock inicial del primer fue tremendo y, al día siguiente, cuando los móviles empezaron a tener cobertura, fuimos todavía más consciente del escenario horrible en el que nos movemos”. La expresión que más repite en estas horas es “ánimo”, porque, como el mismo reconoce, “la gente no va a entender ni acoger nada más”. “El problema vendrá dentro de un mes -alerta el sacerdote-, cuando pase la ayuda inmediata, cuando las calles estén limpias, pero se den cuenta que no tienen nada”. Y es ahí donde sabe que el paraguas de la Iglesia será fundamental: “La parroquia ya se está preparando para ese día después, para que seamos capaces de tirar del pueblo ante esta tragedia”.

Francés tampoco se olvida de la otra parroquia que lleva adelante, Nuestra Señora del Rosario, en Llocnou de la Corona. “Allí sí se ha quedado destrozado todo el templo, lo hemos perdido todo, desde los bancos a los libros de la parroquia”, subraya.

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