El Sínodo de la Sinodalidad no ha terminado. Empieza ahora. Es el sentir compartido de Xiskya Valladares y Elías Royón, dos de los participantes españoles con voz y voto en la asamblea que se celebró en octubre en Roma. La religiosa de la Pureza de María y el sacerdote jesuita participaron esta tarde en una conferencia-coloquio organizada en Madrid por el Instituto Teológico de Vida Religiosa de los misioneros claretianos. El diálogo fue moderado por Aurelio Cayón, religioso de los Sagrados Corazones y vicario episcopal para la vida consagrada de la archidiócesis de Madrid.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
“El Sínodo abre un camino de esperanza a la Iglesia, pero una esperanza que no está únicamente, ni principalmente, en la formulación de un documento, sino en la recepción de ese documento por parte del Pueblo de Dios”, explicó Royón, que subrayó que el día después de la convocatoria papal “forma parte del proceso y formaba parte de la intuición de Francisco”. Para el sacerdote, estamos en un momento de “conversión” que es “una tarea de todos” y que “necesita tiempo, paciencia y constancia”.
Renovar la vida fraterna
Con la mirada puesta en la vida consagrada, el jesuita subrayó que el Sínodo supone una llamada a “renovar nuestra vida fraterna” así como la manera de vivir y servir. En este sentido, hizo hincapié en que hay que dar “pasos concretos” en la formación, en la intercongregacional y en la llamada a ser profecía.
Por su parte, Valladares se detuvo en la necesidad de “revisar cuánto de sinodales son nuestras estructuras para que sean de verdad sinodales”. “A veces el problema no es que no nos den voz, sino que nosotros no asumimos la correspondiente corresponsabilidad en la misión y en las decisiones”, apuntó la consagrada. “No sé si tenemos asimilado que la autoridad no es poder, sino un servicio”, señaló en otro momento.
¿Destruir la Iglesia?
“Los contrarios al Sínodo lo eran porque tenían miedo a que el Sínodo se cambiara la doctrina. Lo más fácil es que lean el documento, porque no tiene ni una sola afirmación contraria a la doctrina, sino que va a la raíz del Evangelio”, comentó la consagrada sobre las resistencias al proceso que hablaban de que esta iniciativa buscaba “destruir la Iglesia”.
Sobre la decisión de que Francisco decidiera no publicar una exhortación postsinodal, Royón expuso que “el Papa no necesita hacerla porque ha dicho que él asumía el texto que el Sínodo ha aprobado, lo ha hecho suyo y tiene esa autoridad”.
A vueltas con la mujer
Preguntados por el tema de la mujer, ambos recordaron que el punto con menos votos fue el referente a dar una mayor participación femenina en la Iglesia. “Mi impresión es que tuvo menos votos favorables por el tema del diaconado de la mujer”, comentó Royón, que subrayó que “el tema de la mujer ha estado muy presente y ha sido muy importante”. Por su parte, Valladares, opinó que “no es el número 60 el que aporta más, pero sí el que reconoce que la mujer necesita ser más valorada y reconocida”.
“En el número 77 da formas concretas de valorizar, de dar más protagonismo y participación a laicos, hombres y mujeres”, remarcó la religiosa sobre aspectos como una participación en los tribunales eclesiásticos. En cualquier caso, recordó que la cuestión del diaconado femenino “queda abierto, en estudio”. “Claro que se ha hablado de la mujer, casi a diario, era la música de fondo”, añadió, defendiendo que “la palabra mujer aparece 35 veces en el documento final”.