La Conferencia del Episcopado de Costa Rica (CECR) respondió a la iniciativa de ley presentada por el Frente Amplio para replantear varios artículos del Código del Procedimiento Penal y del Código Civil, con lo cual los sacerdotes se verían obligados a romper el secreto de confesión en el caso de delitos sexuales contra menores.
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A través de un comunicado de prensa, el episcopado costarricense expresó su postura en medio del debate público por esta iniciativa que, vale recordar, ha sido respaldada por otros partidos políticos.
Compromiso con las víctimas de abuso
En primer lugar -explicó la CECR- la Iglesia Católica tiene un compromiso inquebrantable con la protección de la niñez y de las personas más vulnerables, y en ningún momento ha pretendido obstruir la justicia o encubrir delitos de violencia sexual.
Sin embargo -añadió- también sostenemos con igual firmeza el respeto al sigilo sacramental, el cual es inviolable según las leyes de la Iglesia y la doctrina católica.
Explicó que este principio, consagrado durante siglos, no trata de proteger a quien delinque, sino de preservar el “carácter sagrado de la confesión como un espacio seguro para el arrepentimiento y el acompañamiento espiritual”.
Una violación a la libertad religiosa
Los obispos ticos también dejaron en claro que la Conferencia Episcopal nunca se ha opuesto a la justicia o a la protección de los menores.
“La Iglesia ha colaborado activamente con las autoridades en la implementación de políticas de prevención y denuncia en casos de abuso, y apoya cualquier medida que, respetando los principios de nuestra fe, ayude a erradicar la violencia sexual y a asistir a las víctimas”, apuntaron.
También consideraron que pretender levantar el sigilo sacramental no solo amenaza un derecho fundamental de la práctica religiosa, sino que también compromete la esencia misma de la libertad de culto.
“En lugar de promover desinformación y polarización, hacemos un llamado a dialogar de manera respetuosa y a buscar soluciones conjuntas que velen por la protección de las víctimas sin atentar contra la libertad religiosa ni la integridad del sacramento de la confesión”, dijeron los obispos.
Ningún poder humano tiene derecho sobre el sacramento
Según el canon 983 del Código de Derecho Canónico, el secreto de confesión es inviolable, lo que prohíbe al confesor revelar la confesión del penitente, bajo pena de excomunión.
Al respecto, durante un foro en línea organizado por la Universidad Católica de Costa Rica, el obispo auxiliar de la arquidiócesis de San José, Daniel Blanco, en su calidad de experto en derecho canónico, se refirió al sigilo sacramental, y dijo que, aunque no siempre sea comprendido por la mentalidad moderna, “es esencial para la santidad del sacramento y la libertad de conciencia del penitente”.
Y es que -aseveró- el penitente “debe tener la certeza, en todo momento, de que su confesión quedará en el secreto del confesionario, entre su propia conciencia, que se abre a la gracia y a Dios, por la necesaria mediación del sacerdote. El secreto sacramental es indispensable y ningún poder humano tiene jurisdicción sobre él ni derecho alguno sobre él”.