El arzobispo castrense Timothy Broglio, presidente de la Conferencia Episcopal Católica de Estados Unidos ha declarado que la Iglesia católica “no está alineada con ningún partido político” y que los prelados seguirán trabajando por el bien común. Así lo ha señalado en una entrevista a los medios vaticanos tras confirmarse la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales estadounidenses.
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Altura de miras
Para el arzobispo, “como cristianos y como estadounidenses tenemos el deber de tratarnos unos a otros con caridad, respeto y civismo, incluso si podemos estar en desacuerdo sobre cómo llevar a cabo asuntos de política pública”. Broglio defendió las reglas democráticas y felicitó “al presidente Trump, así como a los funcionarios nacionales, estatales y locales que hicieron campaña para representar al pueblo” e instó a pasar de “hacer campaña a gobernar”.
El presidente espera una “transición pacífica” y recordó que para el episcopado “no importa quién ocupe la Casa Blanca o tenga la mayoría en el Capitolio, las enseñanzas de la Iglesia permanecen inalterables”. Para él, “los obispos esperamos trabajar con los representantes electos del pueblo para promover el bien común de todos”. “Recemos por el presidente electo Trump, así como por todos los líderes de la vida pública, para que estén a la altura de las responsabilidades que se les han confiado al servir a nuestro país y a quienes representan”, añadió. También pidió que la Virgen “nos guíe a defender el bien común de todos y promover la dignidad de la persona humana, especialmente de los más vulnerables entre nosotros, incluidos los no nacidos, los pobres, los extranjeros, los ancianos y los enfermos, y los migrantes”.
Dignidad humana
Entre los retos, marcó que “tenemos que ocuparnos de las preocupaciones de los pobres, de los que están al margen de la sociedad” ya que “todos tenemos la responsabilidad de abordar esas preocupaciones y tratar de aliviar algunos de esos problemas desde la raíz” como la “reforma de las leyes de inmigración” para “rectificar un sistema que está roto e intentar que responda mejor a las necesidades de la gente”, incluido en los países de origen de los migrantes.
Ante los siete estados que aprobaron leyes que liberalizarán el aborto, Broglio destacó que “representa un desafío” ya que “queremos seguir manteniendo esta dignidad de la persona humana en primer plano”. “Cuando observamos la violencia en nuestra sociedad, no creo que no esté relacionada con el hecho de que la gente sugiera que se puede decidir quién puede vivir o cuándo puede morir alguien. Creo que eso también rebaja la dignidad de la persona humana. Así pues, tenemos la responsabilidad de educar a la gente y tratar de convencerla de que vea la luz del Evangelio”, insistió.