El papa Francisco ha recibido este viernes a un grupo de voluntarios y personas sin hogar de Viena en la Santa Sede, con quienes ha compartido una breve reflexión.
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“Procedéis de países muy diferentes, pertenecéis a diferentes confesiones religiosas y cada uno de vosotros ha tenido sus propias experiencias de vida, a veces incluso graves vicisitudes”, les ha dicho el Papa. “Pero una cosa nos une a todos: somos hermanos y hermanas, somos hijos de un solo Padre. Esto nos une a todos. Y me alegra mucho que esta realidad se haga concreta en vuestra comunidad cuando os ayudáis unos a otros y, en vuestras reuniones, compartís lo que cada uno puede ofrecer”.
Una mirada fraterna
“De hecho”, ha subrayado Francisco, “no es cierto que unos den y otros solo reciban: todos somos dadores y receptores, todos nos necesitamos y estamos llamados a enriquecernos mutuamente”.
“Recordemos”, ha apuntado el Papa, “que esto no se logra sólo a través de los regalos materiales, sino también a través de ‘una simple sonrisa, un gesto de amistad, una mirada fraterna, una escucha sincera, un servicio gratuito'”.
“Entonces, en ese momento, hacemos lo que el Señor nos dijo que hiciéramos, es decir, amarnos unos a otros como Él nos ha amado”, ha apuntado. “El Señor nos ama más allá de todos los límites y dificultades”, ha aseverado, señalando que “cada uno de nosotros es único a sus ojos y Él nunca nos olvida. Intentemos siempre, como hermanos y hermanas, hacer de nuestra vida un regalo para los demás”.