“Crítico tanto de Occidente como de Oriente, el Pontífice ha colocado a la Iglesia entre los dos fuegos y pide a los cristianos que no se conformen. El occidentalismo y el nacionalismo son los dos extremos de una polarización que los cristianos no pueden aceptar”. Esta es la reflexión con la que Massimo Borghesi remató ayer la conferencia de apertura de la Semana Social organizada por la Conferencia Episcopal Española y que se celebra entre hoy y mañana en Valladolid.
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Para el filósofo italiano, uno de los más conocedores del pensamiento político y social del Pontífice argentino, “a un mundo en guerra, en el que las oposiciones adquieren un rostro religioso, el Papa, por un lado, ofrece un pensamiento de reconciliación que remite a un mundo multipolar y, por el otro, aparece como el crítico más decisivo de las teologías políticas que conducen a los enfrentamientos entre cristianos, judíos y musulmanes”.
Voz solitaria
En esta misma línea, remarcó que “en medio de un vacío de liderazgo, permanece la voz solitaria del Papa Francisco, la máxima autoridad moral que, en este momento del mundo, está fuertemente comprometida con la paz entre los pueblos”.
Tras repasar la dinámica internacional a partir de la caída del Muro de Berlín en 1989, Borghesi se adentró a analizar la era de la globalización desembocando en el actual escenario de polarización. “La globalización, apoyada en el modelo tecnocrático, favorece una concepción individualista-nihilista y, como reacción, su contraparte populista-nacionalista que exige el retorno a la religión en antítesis del hedonismo occidental”, expuso, convencido de que, hoy por hoy, coexisten “dos modelos luchan por la hegemonía mundial”.
Paz y unidad
Frente a ello, instó a que los católicos se conviertan en “signos de contradicción” que “se enfrentan a los perdedores rechazados por el mundo opulento y libertario, y, al mismo tiempo, rechazan los nacionalismos religiosos que cierran fronteras y bloquean la vocación universal de la fe libre de todo poder”. “El cristianismo trae, ayer como hoy, la paz y la unidad de Cristo al mundo. Ésta es su misión: llevar el amor de Dios a todos y oponerse con fuerza a la destrucción de la humanidad”, enfatizó el catedrático de Filosofía Moral de la Universidad de Perugia.