Mar Awa III, patriarca católico de la Iglesia Asiria de Oriente, ha llegado hoy al Vaticano para conmemorar, junto al papa Francisco, el 30ª aniversario de la Declaración cristológica común entre ambas Iglesias, que puso fin a 1.500 años de controversias doctrinales sobre el Concilio de Éfeso.
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“Esta Declaración histórica reconoció la legitimidad y exactitud de las diversas expresiones de nuestra fe cristológica común, tal como las formularon los Padres en el Credo de Nicea”, ha dicho el Pontífice al comenzar su discurso.
Y ha continuado: “El diálogo teológico es indispensable en nuestro camino hacia la unidad, ya que la unidad que anhelamos es la unidad en la fe, siempre que el diálogo de la verdad nunca esté separado del diálogo de la caridad y del diálogo de la vida: un diálogo humano total”. “Sigamos caminando juntos, orando juntos y trabajando juntos, y avancemos en este camino hacia la unidad plena”, ha aseverado.
Un nuevo santo de todos
Pero el gran fruto de esta visita tiene un nombre propio: Isaac de Nínive, también conocido como Isaac el Sirio. “La unidad en la fe ya la logran los santos de nuestras Iglesias. Ellos son nuestros mejores guías en el camino hacia la plena comunión. Por este motivo, me complace anunciar que este Padre tan venerado de la tradición sirio-oriental, reconocido como maestro y santo de todas las tradiciones, será introducido en el Martirologio Romano”.
“Que por intercesión de San Isaac de Nínive, unida a la de la Santísima Virgen María, Madre de Cristo nuestro Salvador, los cristianos de Oriente Medio den siempre testimonio de Cristo resucitado en aquellas tierras atormentadas por la guerra”, ha reclamado el Pontífice.
¿Quién es Isaac de Nínive?
Como pone de manifiesto el Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, Isaac de Nínive, monje y obispo en la segunda mitad del siglo VII, pertenecía a la tradición preefesia, es decir, a las Iglesias de tradición asirio-caldea.
Nacido en la actual Qatar, donde tuvo su primera experiencia monástica, fue ordenado obispo de la ciudad de Nínive, cerca de la actual Mosul (Irak), por el católico de Seleucia-Ctesifonte, Jorge I.
Tras unos meses de episcopado, pidió volver a la vida monástica y se retiró al monasterio de Rabban Shabur en Beth Huzaye (en el actual suroeste de Irán). Aquí compuso varias colecciones de discursos de contenido ascético-espiritual que lo hicieron famoso.
A pesar de pertenecer a una Iglesia que ya no estaba en comunión con ninguna otra, porque no había aceptado el Concilio de Éfeso del 431, los escritos de Isaac fueron traducidos a todas las lenguas habladas por los cristianos: griego, árabe, latín, georgiano, eslavo, etíope, rumano y otros.
Isaac de Nínive se convirtió así en una importante autoridad espiritual, especialmente en los círculos monásticos de todas las tradiciones, que rápidamente lo veneraron entre sus santos y padres.
Por ello, “la inclusión de Isaac el Sirio en el Martirologio Romano demuestra que la santidad no se limitó a las separaciones y existe más allá de los límites confesionales”, expone el Dicasterio.
Así, “se espera que la inclusión en el Martirologio Romano de Isaac de Nínive, testigo de la preciosa herencia espiritual cristiana de Oriente Medio, contribuya al redescubrimiento de su enseñanza y a la unidad de todos los discípulos de Cristo”.