El papa Francisco presidió un domingo más la oración mariana del ángelus con todos los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro. El pontífice alabó la figura del nuevo beato José Torres Padilla, sacerdote confesor y guía espiritual. unido a la gran caridad con los más necesitados. También alabó la plataforma Laudato Si’ que cumple tres años y mandó sus mejores deseos a la COP29. Se mostró cercano a la población que vive las consecuencias de la erupción de un volcán en Indonesai así como quienes sufren las consecuencias del aluvión en Valencia y otras zonas de España: “¿Has rezado por Valencia? ¿Has pensado en hacer alguna ayuda por esa gente?”, interpeló. También apeló al diálogo y la democracia ante la situación en Mozambique. Un domingo más invitó a rezar por la paz en la “martirizada Ucrania” que ve destruir hospitales e instalaciones civiles así como por Palestina, israel, Líbano, Myanmar, Sudán… que viven las consecuencias de la guerra.
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Palabras y obras
Reflexionando sobre el evangelio del día, la limosna de una viuda ante “la actitud hipócrita de algunos escribas” en el templo de Jerusalén (cf. Mc 12,38-44), el Papa critica que a pesar de su misión “más allá de las apariencias, su comportamiento a menudo no se correspondía con lo que enseñaban, no eran coherentes” ya que “con el prestigio y el poder de que gozaban, menospreciaban a los demás, se daban aires de superioridad –algo muy feo– y, ocultándose tras una fachada de pretendida respetabilidad y legalismo, se arrogaban privilegios e incluso llegaban a cometer auténticos robos contra los más débiles”.
Francisco denunció que “en lugar de utilizar el papel del que estaban investidos para servir a los demás, lo convirtieron en un instrumento de arrogancia y manipulación, mirándoles desde arriba” en el que “incluso la oración corría el riesgo de dejar de ser para ellos un momento de encuentro con el Señor y convertirse en una ocasión de ostentación de respetabilidad y piedad fingida, útil para atraer la atención de la gente y obtener su aprobación”. “Se comportaban como corruptos –aunque no todos–, alimentando un sistema social y religioso en el que era normal aprovecharse a espaldas de los demás, especialmente de los más indefensos, cometiendo injusticias y garantizando la impunidad”, criticó apelando a la parábola del fariseo y el publicano.
Por ello Jesús, subrayó el pontífice, “recomienda alejarse, tener cuidado, no imitarlas” frente a los humildes de los que Jesús habla “en términos de abnegación y servicio humilde, de ternura maternal y paternal hacia las personas, especialmente hacia los necesitados”. Él, prosiguió el Papa, “invita a quienes están investidos de ella a mirar a los demás, desde su posición de poder, no para humillarlos, sino para levantarlos, dándoles esperanza y ayuda”. Algo sobre lo que invitó a preguntarse a los fieles presentes sobre esta tentación de la hipocresía.