Thomas Schwartz: “No hay que tener miedo de los laicos”

Participante en el Sínodo de la Sinodalidad

Entre los invitados especiales al Sínodo de la Sinodalidad, el papa Francisco incluyó al sacerdote Thomas Schwartz, director general de ‘Renovabis’, la plataforma social de la Conferencia Episcopal Alemana de ayuda a Europa del Este, tras haber sido párroco o profesor de ética empresarial. La Iglesia en Alemania ha llegado al Sínodo de la Iglesia universal con muchas cuestiones abiertas sobre su propio Camino Sinodal, por lo que la expectación –con la presencia tanto de críticos como de defensores– ha sido una constante. Mientras siguen los trabajos entre la Curia y el Episcopado, el Sínodo será punto de referencia para los futuros pasos.



PREGUNTA.- ¿Cuál es su valoración del Sínodo de la Sinodalidad?

RESPUESTA.- El Sínodo se ha tomado en serio la concepción de la Iglesia del Concilio Vaticano II. La Iglesia no se centra solo en la cúspide, como una pirámide. Es, más bien, todo el Pueblo de Dios, en el que todos los miembros se preparan juntos y unos en relación con otros para la misión de la Iglesia. El Sínodo, que comenzó en 2021, ha dejado muy claro esto una vez más. En este Pueblo de Dios hay distintas responsabilidades, pero nadie puede trabajar solo, sin los demás: ni el obispo, ni el sacerdote, pero tampoco el laico. Somos Iglesia con y para los demás. Si nos esforzamos por vivir esto de manera creíble, seremos un “signo para las naciones”. A esto nos llama el Sínodo.

P.- ¿Qué ambiente ha percibido entre los participantes?

R.- El año pasado, los participantes seguían ‘tanteándose’ con cierta cautela. Esto también tuvo que ver con el hecho de que primero tuvimos que aprender el método de “conversación con la mente”. Lo importante no es rebatir inmediatamente cada argumento con un contraargumento. Se trata de descubrir lo que nos enriquece a todos, ponerse en la posición de la otra persona y emprender así un “viaje de descubrimiento” según la voluntad de Dios. Nos hemos conocido mejor en la segunda fase de este año.

Era mucho más fácil hablar entre nosotros. Me quedó muy claro el aprecio y la ausencia de confrontación que suscitaron los debates en los Círculos Menores, así como las aportaciones en las Congregaciones Generales, a pesar de que las distintas posturas sobre muchos temas no habían cambiado mucho.

Tomar decisiones

P.- ¿Cuáles son los retos más inmediatos ahora que ha acabado la Asamblea en Roma?

R.- Como ya ha dicho el Santo Padre, ahora debemos tener el valor de tomar muchas decisiones. Hay que modificar el Derecho Canónico en varios puntos. Al mismo tiempo, debemos retomar los resultados positivos respecto a la participación de los laicos en todos los procesos de toma de decisiones en la Iglesia e implementar la cuestión de la transparencia y la responsabilidad en los diversos ámbitos de la vida eclesial. La descentralización también debe abordarse con audacia y prontitud.

Es importante tomar en serio el hecho de que existen diferentes ritmos y diferentes contextos sociales y culturales en la Iglesia. Requieren respuestas diferentes por parte de la Iglesia, que no deben imponerse a los demás. En África, por ejemplo, puede haber iniciativas pastorales para hacer frente al fenómeno social de la poligamia, mientras que en Europa y en algunas partes de América Latina se puede admitir a la ordenación a los primeros ‘viri probati’. En esto, por cierto, podemos aprender mucho del diálogo con las Iglesias católicas orientales.

P.- ¿Qué significado puede tener que no haya una exhortación apostólica del Papa tras las dos asambleas?

R.- Que el Papa se toma en serio la sinodalidad. Por primera vez desde Pablo VI, lo que se ha decidido se aplica exactamente como se ha decidido. El Santo Padre demuestra que quiere conscientemente formar parte de la nueva manera de tomar decisiones en la Iglesia y no entiende el ministerio petrino aislado del Pueblo de Dios.

Lea más:
Noticias relacionadas
Compartir