Europa

Los obispos franceses lanzan una normativa para el riesgo cero de abusos en el confesionario

Las nuevas directrices nacen de las recomendaciones de la comisión independiente de revisión de abusos (CIASE), y vienen acompañadas por recursos financieros adicionales para apoyar a las víctimas





Tras su Asamblea Plenaria –celebrada en Lourdes el pasado 9 de noviembre– la Conferencia Episcopal Francesa ha hecho público un documento en el que expresa una serie de directrices para la confesión y la dirección espiritual como medidas adicionales para prevenir la violencia sexual.



Tal como han explicado los obispos franceses, estas directrices nacen de las recomendaciones de la comisión independiente de revisión de abusos (CIASE), y vienen acompañadas por recursos financieros adicionales para apoyar a los afectados por los abusos.

De esta manera, las directrices para la confesión establecen las condiciones marco para la administración del sacramento de la penitencia, y, según han asegurado, los obispos se comprometen a publicar para su diócesis, durante el año 2025, criterios de referencia para los confesores de sus diócesis basándose ​​en este documento.

Secreto de confesión

“El sacramento de la reconciliación permite a los fieles a dejarse renovar en su vida bautismal”, subrayan los prelados, ante lo cual, indican, “el confesor tiene cuidado de no centrarse excesivamente en la confesión, sino de recordar la bondad y la misericordia de Dios en todas las circunstancias”.

“La celebración del sacramento forma parte de lo que comúnmente se llama el ‘foro interno’ que concierne a la relación personal e íntima con Dios”, explican, lo cual “exige especial cautela por parte del ministro del sacramento para no interferir en esta relación de la que está ajeno”.

En este sentido, el secreto de confesión “es esencial porque permite al penitente dirigirse a su Señor, siendo el sacerdote sólo un instrumento, un signo de la presencia activa de Dios”. Asimismo, aseveran que “nadie puede eximir al confesor de esta obligación, ni siquiera el penitente”.

Por ello, los obispos señalan que “si un sacerdote escucha, en el contexto de la confesión, a una persona que es víctima de un delito o abuso sexual, un menor, una persona vulnerable o incluso un adulto, deberá desplegar -manteniendo absoluto secreto- su sensibilidad pastoral para saber si el penitente ya ha podido confiar estos hechos a otra persona en quien confía”. De no ser así, “el confesor le animará encarecidamente a que así lo haga”.

Acto de reparación

“En previsión de tales confesiones, se dotará de recursos útiles para prestar al penitente la ayuda que necesita”, subrayan. “Al escuchar y hablar, el confesor estará muy atento a la propensión de las víctimas a sentirse indebidamente culpables”.

Por otro lado, los obispos franceses recuerdan que “la absolución depende de la contrición y confesión manifestada durante la entrevista sacramental”. “En determinados casos y sin negarse a dar la absolución, el confesor recuerda que su eficacia requiere un acto de reparación a las víctimas que normalmente le involucra a él”, insisten. Por ejemplo, “puede proponer al penitente, como acto de reparación, que se denuncie ante las autoridades civiles o eclesiásticas”.

Del mismo modo, los obispos insisten en la necesidad de formación continua de los confesores. Por ello, subrayan que “los sacerdotes procedentes de otras épocas culturales deben seguir una formación adaptada al ejercicio de la confesión y ser acompañados más particularmente”. “La capacidad de confesar será restringida, suspendida o incluso retirada por completo en caso de faltas graves o repetidas del confesor”, advierten.

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