Europa

El jesuita alemán condenado por una protesta ecologista se declara insolvente para protestar por su multa

Jörg Alt se define como “delincuente incorregible convicto” tras cortar una carretera contra el ministro de Transportes





“No pagaré la multa de 50 cuotas diarias de 10 euros confirmada por el Tribunal Supremo Regional de Baviera”. Así de rotundo se manifiesta el jesuita alemán Jörg Alt tras ser condenado en firme, tras rechazar su recurso, el pasado 5 de noviembre de 2024 por participar en un bloqueo de carreteras del 16 de agosto de 2022. El sacerdote explica que “como religioso, no tengo ingresos ni cuenta bancaria debido a mi voto de pobreza” y que no quiere sacar dinero de las cuentas de la comunidad ni tiene miedo a ningún embargo ya que los bienes que emplea para la misión son de la Compañía.



Injusticia climática

En una declaración remitida a Vida Nueva, Alt se opone también a poner en marcha una campaña de donativos y es claro: “Estoy dispuesto a cumplir mi condena cumpliendo 25 días de cárcel”, gesto hecho “en solidaridad con los activistas climáticos que reciben un trato similar por parte de la administración y la justicia: puede que todo sea legal, pero es injusto”. El jesuita criticó la sentencia que no recoge elementos probados del contexto de la protesta y que son claves para entender esta acción. Para el jesuita, superadas las tres instancias, lamenta que los jueces pongan el derecho de los ciudadanos a viajar libremente por encima de otros derechos fundamentales. Algo que ha publicado en su web con la abundante documentación del juicio.

Ante esto, insiste en que su participación en el bloqueo era “contra el incumplimiento deliberado por parte del ministro de Transportes, Volker Wissing, de sus obligaciones en virtud de la Ley del Clima, que en aquel momento aún estaba en vigor”, legislación que ha cambiado alejándose de la tendencia que marca el Acuerdo de París, según denuncia Alt. Por ello, reclama que “el sector del transporte sigue siendo el que menos contribuye a reducir las emisiones, a pesar de que se dispone de medios adecuados y razonables, como los límites de velocidad o la reasignación de subvenciones”. Frente a la inacción de los políticos se declara “delincuente incorregible convicto”.

Un “delincuente” que sí pagará las costas judiciales a través de una campaña para que no se diga que no paga sus impuestos. “No llevo bien la perspectiva de ir a la cárcel. Pero lo hago por mis amigos del Sur Global y por las generaciones futuras. Estoy dispuesto a comprometer mi propio bienestar por el de ellos. Si esto hace reflexionar aunque sólo sea a unas pocas personas en nuestro país sobre lo que está fallando en nuestro enfoque del cambio climático, la política climática y las protestas por el clima, entonces habrá merecido la pena”, sentencia.

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