Una serie de hospitales católicos estadounidenses han salido al paso de las acusaciones de una organización que cuenta con el apoyo de católicos conservadores y otros grupos de realizar operaciones de reasignación de género a menores transexuales durante cinco años. En concreto, se señalan 28 sistemas sanitarios católicos que habrían prestado este tipo de asistencia. Algo a lo que ya han hecho referencia tres obispos a este informe dándole veracidad sin contrastar como es el caso de James Conley de Lincoln, obispo de Nebraska; y Thomas Daly de Spokane, obispo de Washington.
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Dudosa metodología
Los autores del informe, autodenominados ‘Do No Harm’, “No hacer daño”, está siendo denunciada por extraer conclusiones potencialmente falsas a partir de datos de facturación anónimos sobre individuos, si bien se reconoce que la base de datos empleados podría ser incorrecta, según ha publicado NCR. Así, por ejemplo, se han contado como procedimientos quirúrgicos consultas a transexuales que no tienen por qué estar relacionados con el cambio de sexo, según denuncia la religiosa Mary Haddad, presidenta y directora general de la ‘Catholic Health Association’.
Por su parte, el dominico Charles Bouchard, enlace entre los obispos y esta asociación, rechazó que se realizase de forma sistemática una operación de reasignación durante los siete años que ejerció esta labor. La información salió a la luz en medio de la campaña electoral de Donald Trump pasando a los mítines, anuncios de televisión y blogs tradicionalistas. Algo que impactó de lleno en el trabajo de la Conferencia Episcopal en la actualización de sus Directrices Éticas y Religiosas, que son vinculantes para la gran red de centros sanitarios católicos de Estados Unidos, unas consignas que rechazan las intervenciones que “transforman las características sexuales de un cuerpo humano en las del sexo opuesto”.
El informe confirma supuestamente que casi 14.000 menores recibieron tratamientos de afirmación de género en hospitales, incluidos algunos en instalaciones católicas, entre 2019 y 2023. El médico Stanley Goldfarb, fundador de ‘Do No Harm’, señaló que los datos muestran “la omnipresencia de los tratamientos irreversibles de cambio de sexo para menores en Estados Unidos”.