El papa Francisco, en el ángelus: “Los pobres no pueden esperar”

El Pontífice argentino denuncia que “cada abuso” en el seno de la Iglesia “es una traición a la confianza”

El papa Francisco, durante el rezo del ángelus

El papa Francisco denunció hoy que “los pobres no pueden esperar”. Con estas palabras, el Pontífice se dirigió a quienes le escuchaban en la Plaza de San Pedro en el transcurso del rezo del ángelus en el marco de la Jornada Mundial de los Pobres. “Cada uno puede hacerse una pregunta: ¿Yo me privo de algo para dárselo a los pobres? ¿Cuando doy limosna toco la mano del pobre y los miro a los ojos”, añadió.



El Pontífice argentino hizo referencia también a la jornada de oración por las víctimas de abusos convocada por la Conferencia Episcopal Italiana: “Cada abuso es una traición la confianza, a la vida”. No se olvidó el Papa de rezar también por las víctimas de todas las guerras del planeta que provocan “crímenes inaceptables”, enumerando algunos conflictos como Ucrania y Gaza.

Experimentar los fracasos

En su reflexión dominical, el Papa admitió que “en algunas circunstancias de nuestra vida, cuando pasamos por una crisis o experimentamos algún fracaso, así como cuando vemos a nuestro alrededor el dolor causado por las guerras, la violencia, los desastres naturales, tenemos la sensación de que todo está llegando a su fin”.

Sin embargo, Francisco fue más allá para plantear que estos aparentes fracasos “dolorosos” enseñan a dar a “todo el peso adecuado, a no atar nuestro corazón a las realidades de este mundo”. Con este punto de partida, presentó el Evangelio como “promesa de salvación y eternidad” que lleva al cristiano a “no vivir más bajo la angustia de la muerte”.

El papa Francisco, durante el rezo del ángelus

El papa Francisco, durante el rezo del ángelus

Para el Pontífice argentino, “en las tribulaciones, en las crisis, en los fracasos, el Evangelio nos invita a mirar la vida y la historia sin miedo a perder lo que termina, sino con alegría por lo que queda”. “Dios nos prepara un futuro de vida y alegría”, aseveró. Eso sí, lanzó una pregunta a modo de examen de conciencia a cuantos le escuchaban: “¿Estamos apegados a las cosas de la tierra, que pasan rápidamente, o a las palabras del Señor, que permanecen y nos guían hacia la eternidad?”.

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