Como es su costumbre, al término de su asamblea plenaria entregaron un mensaje al país
Hasta San Francisco de Mostazal, a 65 kilómetros al sur de Santiago, llegaron todos los obispos del país para participar en la 130ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh), durante 5 días.
Durante las sesiones, los obispos recibieron información de la audiencia que sostuvo el Comité Permanente con el Papa Francisco a fin de octubre y testimonios de los representantes chilenos en el Sínodo de la Sinodalidad, los obispos Fernando Ramos, Carlos Godoy y Ricardo Morales, y la secretaria general adjunta de la CECh, Valeria López.
En su saludo inicial, el arzobispo de La Serena, René Rebolledo, presidente de la CECh, destacó que esta sea la 130ª asamblea de esta Conferencia creada en 1957 y agradeció a los obispos “por la gran corresponsabilidad que se manifiesta, la fraternidad, el espíritu de comunión, necesarios para afrontar juntos los desafíos que se presentan a la Iglesia en nuestro país. ¡Que el Señor bendiga nuestros esfuerzos!”, dijo Rebolledo.
Durante la reunión los obispos revisaron la propuesta de orientaciones para la renovación de la catequesis, los últimos detalles sobre la Jornada Nacional de la Juventud que se realizará en La Serena en enero próximo, algunas actividades previstas en torno al Jubileo 2025 y conocerán la actualización del programa de formación en prevención de abusos, que se renovará en sus contenidos desde el próximo año.
Al término de su asamblea los obispos entregaron, como es costumbre, el mensaje “Alegres en la esperanza” dirigido al país, que lo inician agradeciendo al papa Francisco la entrevista en Roma y la creación del arzobispo Fernando Chomalí, como Cardenal.
En el Mensaje, la Conferencia Episcopal expresa su preocupación por las aflicciones y temores que “vive nuestro pueblo: la creciente amenaza del crimen organizado y del narcotráfico sobre la convivencia social y la vida democrática, las carencias materiales que afligen a los más vulnerables, las disputas estériles que no permiten los acuerdos que la ciudadanía demanda, la corrupción que vulnera la justicia social y la confianza pública, la falta de acogida a los migrantes que buscan en esta tierra un lugar de paz y progreso, en un intercambio que nos haga crecer a todos”.
“A las autoridades les invitamos a trabajar decididamente por el bien común, cuidando el clima político y procurando fortalecer la democracia y sus instituciones”, llaman los obispos.
A continuación, señalan que “es un motivo de esperanza en la vida de nuestra Iglesia las orientaciones del Sínodo sobre la Sinodalidad, recién concluido en Roma, en el cual se ha fortalecido la conciencia de la corresponsabilidad de todos los bautizados en la misión evangelizadora, en la diversidad de servicios y carismas, todos instrumentos del Señor en la construcción del Reino”.
Dan cuenta de las orientaciones para la catequesis analizadas en esta asamblea “aprobando un documento orientativo, de manera que se haga cargo de las nuevas realidades religiosas, sociales y culturales de este tiempo”.
Ante la próxima Jornada Nacional de la Juventud, a realizarse en La Serena, los obispos dicen que ella “nos invita a ofrecer mayores espacios a los jóvenes en la Iglesia que permitirá fortalecer su compromiso de fe y servicio a nuestra patria”, e invitan a orar por los jóvenes y los frutos de esta Jornada.
En respuesta a la convocatoria del Papa Francisco para vivir la gracia del Año Santo Jubilar 2025, los obispos invitan a todos a participar en este tiempo de peregrinación y gracia, “a vivir este Jubileo desde una auténtica actitud espiritual y uniéndose a las diversas iniciativas en nuestras Iglesias particulares”.
Al cumplirse los 40 años del Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Argentina, fruto de la mediación de Juan Pablo II, los obispos invitan “a dar gracias al Señor por todos aquellos que colaboraron en alcanzar el éxito de este acuerdo entre pueblos hermanos, que nos confirma que el diálogo, el derecho y la justicia son siempre el camino para la solución pacífica de los conflictos”.
Los obispos concluyen su mensaje compartiendo “la alegría de la celebración de los 50 años de la Dedicación del Santuario Nacional de Maipú. Así como los Padres de la Patria encomendaron los destinos de Chile a la maternal intercesión de la Virgen del Carmen, renovamos hoy esa súplica humilde y confiada a la Madre de Dios, para que nos ayude a construir entre todos esa gran nación de hermanos, donde todos tengan pan, respeto y alegría”.