Ante la posibilidad de que la administración del presidente electo Donald Trump retire el Estatus de Protección Temporal a los inmigrantes, así como que lleve a cabo medidas como deportaciones masivas, la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés), pidió al gobierno un sistema de inmigración justo.
“Juntos, debemos hablar en nombre de las ‘masas apiñadas que quieren respirar en libertad’ y pedir que nuestro gobierno brinde un trato justo y humano a nuestros queridos hermanos y hermanas inmigrantes”.
El comunicado fue firmado por Timothy P. Broglio, de la Arquidiócesis para los Servicios Militares y presidente de la USCCB; el obispo Mark J. Seitz, de El Paso, y presidente del Comité de la USCCB sobre Migración, además del obispo Jaime Soto de Sacramento, presidente de la junta directiva de Catholic Legal Immigration Network, Inc. (CLINIC).
Los obispos recordaron que, desde la fundación de Estados Unidos, los inmigrantes han sido esenciales para el crecimiento y la prosperidad de la sociedad: “llegan a nuestras costas como extraños, atraídos por las promesas que ofrece esta tierra y se convierten en estadounidenses. Continúan brindando seguridad alimentaria, servicios de salud y muchas otras habilidades esenciales que apoyan a nuestra próspera nación”.
Por lo anterior, consideraron que la Unión Americana “merece un sistema de inmigración que ofrezca caminos justos y generosos hacia la ciudadanía para los inmigrantes que viven y trabajan desde hace muchos años dentro de nuestras fronteras”.
Ese sistema -destacaron- debe brindar “alivio permanente para los inmigrantes que llegan en la infancia, que ayude a mantener a familias juntas y que dé la bienvenida a refugiados”.
Los pastores expresaron su expectativa de que Estados Unidos pueda desarrollar un sistema de asilo eficaz para aquellos que huyen de la persecución, y un sistema de inmigración “que mantenga nuestras fronteras seguras y protegidas, con políticas de aplicación de la ley que se enfoquen en quienes presentan riesgos y peligros a la sociedad, particularmente esfuerzos para disminuir actividad pandillera, frenar el flujo de las drogas y eliminar la trata de personas”.
Para la USCCB, Estados Unidos debe tener un sistema de inmigración que proteja a los migrantes vulnerables y sus familias, “muchos de los cuales ya han sido víctimas de delincuentes”.
“Es nuestra esperanza y nuestra oración que todos podamos trabajar juntos para apoyar una reforma significativa a nuestro sistema de inmigración actual”, añadieron.