España

Luis Argüello, sobre la DANA: “En estos días hemos visto la rapiña y el populismo de la antipolítica”

  • El arzobispo de Valladolid pronuncia su primer discurso en la Asamblea Plenaria como presidente de la Conferencia Episcopal Española reivindicando una “alianza social para la esperanza”
  • “Ni el Estado ni el mercado pueden salvarnos, aunque se hayan presentado como salvadores”, denuncia al realizar una radiografía de la situación actual de España, desde la crisis migratoria a los problemas de vivienda





“En estos días también hemos visto la rapiña y el populismo de la antipolítica”. Es la denuncia que lanzó esta mañana el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, al analizar la tragedia de la DANA que ha provocado más de doscientas víctimas mortales y miles de damnificados en España. El también arzobispo de Valladolid pronunció su primer discurso al frente del Episcopado español en la apertura de la Asamblea Plenaria de otoño, que se celebra desde hoy y hasta el viernes en Madrid.



En su alocución tuvo presentes a los fallecidos y damnificados por la DANA, además de a quienes ha protagonizado una “ola de solidaridad” en estas semanas de tragedia. Al ahondar en la catástrofe, remarcó que “ni el Estado ni el mercado pueden salvarnos, aunque en el último tramo del tiempo moderno se hayan presentado como salvadores que pueden cumplir lo que prometen”. “Reducidos a consumidores y votantes, mercado y Estado nos proponen una salvación, ¡el progreso!, que no basta”, comentó justo después, desde el convencimiento de que “el Estado y el mercado necesitan del don para regenerarse y abandonar toda pretensión mesiánica”. Por ello, defendió la necesidad de alimentar la fraternidad frente al “uso calculador y politiqueo” que se ha hecho de la catástofe.

Superar la polarización

“Este acontecimiento catastrófico nos llama a la humildad y a la esperanza y paciencia activas”, sentenció Argüello, que hizo un llamamiento a “superar el populismo y la polarización” que pasa por “renunciar a la posverdad que legitima la mentira como instrumento político”. Así, planteó la necesidad de promover una “alianza social para la esperanza”. De la misma manera, pidió “dar la vuelta a la tortilla de una cultura que favorece el individualismo del ‘derecho a tener derechos’ y la desvinculación” frente a la conciencia de comunidad.

En su intervención, Argüello radiografió la realidad española deteniéndose en otros temas como la crisis demográfica en su doble dimensión, vegetativa y migratoria, el empleo y la vivienda.

Mirada histórica

El prelado compartió que “a los españoles nos cuesta reconciliarnos con nuestra historia” y planteó que la actual “lectura ‘democrática’ de la historia es instrumento de polarización” desde un “mantenimiento artificial” de las “dos Españas”. A la par, apuntó las “dificultades para armonizar una nación política ‘de nacionalidades y regiones’”.

Desde la sede del Episcopado, recordó las palabras del papa Francisco a Pedro Sánchez en su encuentro en Roma en octubre de 2020, cuando instó al presidente del Gobierno a hacer “progresar al país”, “consolidar la nación” y “hacer crecer la patria” sin caer en el “borrón y cuenta nueva”.  Argüello defendió que estos desafíos no pueden caer “solo en manos de los políticos”, sino que se debe promover “la participación social”.

Adversarios políticos

A lo largo de su reflexión, Argüello se desmarcó de toda bandera partidista. Por un lado, cuestionó a “los partidos autodenominados progresistas, críticos del sistema económico dominante” que, en sus palabras, promueven y defienden “antropologías radicalmente insolidarias en el campo de la vida”. A la vez, se refirió a los partidos que “se resisten a ser denominados conservadores y que, aun con la boca pequeña algunos, dicen defender vida, familia y subjetividad de la sociedad, promueven y defienden un sistema económico y una manera de ejercer la política que promueve la misma práctica antropológica que sus adversarios políticos promueven sin complejos”.

El presidente de la Conferencia Episcopal se hizo eco de la reflexión de los analistas que plantean “un déficit creciente de vida democrática” por “falta de encuentro y de diálogo que quedan anulados por la dialéctica populista y polarizada, en un clima cultural de posverdad”. En este sentido, denunció “las deficiencias del ejercicio democrático, falta de respeto al principio de legalidad y supresión de facto de la separación de poderes”. Incluso dejó caer una alerta sobe “el deseo de algunos líderes de construir democracias más autoritarias, con poderes fuertes o semidictatoriales”.

Melancolías y angustias

A la vez, alertó del “mercado” y las “ideologías” que “ofrecen paraísos para enmascarar la nada que anuncia la desesperanza y consolar las melancolías y angustias que genera la incertidumbre”. Este contexto, en palabras de Argüello, provoca distintas “formas de descarte”. Frente a ello, defendió que la Iglesia ha de ofrecer “el amor gratuito, hecho carne en Jesucristo, que innova lahistoria y salva a los que por ella transitamos”.

El presidente de los obispos alertó de los condicionamientos, tanto económicos como culturales y ambientales que generan “un entorno que no valora a os matrimonios como la mejor forma de convivencia” y presentan otros “modelos alternativos como única opción ‘liberadora’”. Así, compartió que “ha calado en nuestra sociedad un mensaje: ‘tener niños no es buena idea’”. Esto le llevó a concluir que “España es el farolillo rojo en políticas familiares de protección de la familia y protección de la natalidad”.

Economía sumergida

Por otro lado, Argüello remarcó que “para muchas personas la vivienda, alquilada o en propiedad, supone un gasto inasumible y dificulta la vida familiar y social de muchos conciudadanos”. En esta misma línea, verbalizó que “la presión migratoria —que provoca mucho trabajo en economía sumergida— y la situación límite de muchas familias obliga a aceptar condiciones laborales y salariales por debajo del umbral de la dignidad y la pobreza”.

Luis Argüello, en la Asamblea Plenaria de noviembre en 2024

El arzobispo de Valladolid ahondó en la presencia “controvertida y paradójica” de los migrantes, consciente de que la demografía de nuestra sociedad los necesita, pero generan rechazo”, a la vez que “el mercado los reclama, pero tiran de las condiciones laborales hacia abajo”. En esta misma línea, expresó que “a veces se generan guetos y se pone de manifiesto la dificultad real del multiculturalismo”.

¿Expulsión o acogida?

Con estas reflexiones por delante, Argüello sentenció que “la actual tierra de nadie es inaceptable” en relación al fenómeno migratorio. “No hay otra alternativa: o se las expulsa -y el Estado sabe que no puede hacerlo-, o se las acoge en la legalidad”, expuso sobre la iniciativa legislativa popular por la regularización extraordinaria de personas extranjeras en España que respalda la Iglesia. A la vez, recordó el derecho a no emigrar, la necesidad de luchar contra las mafias del tráfico de personas y el derecho de los Estados a regular los flujos migratorios, eso sí, desde el respeto a la dignidad y el compromiso de “acoger, proteger, promover a integran a los que llegan al lado de nuestra casa”.

En la fase final de su disertación apuntó que quizá la pregunta “no sea si el capitalismo funciona, sino qué tipo de humanidad produce”. De la misma manera, señaló que la interrogante a responder “no es si la democracia es el mejor de los sistema de gobierno, sino, unida al estado del bienestar, qué tipo de ciudadanos genera, cuál es su protagonismo social”.

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