Obispos ecuatorianos apelan “a la esperanza” en medio de la “mayor crisis” que vive el país suramericano

Se han comprometido a persistir en la defensa del medio ambiente y en denunciar el abuso de poder para “sanar tantas heridas personales y sociales”

Batalla de Pichincha

Al cierre de la edición 156 de su asamblea plenaria, los obispos ecuatorianos han advertido que la situación del país es compleja, de hecho, ha asegurado que es “una de las mayores crisis sociales, políticas y económicas” de su historia contemporánea.



Por supuesto, estas condiciones hacen difícil la cotidianidad, pasando desde cortes eléctricos de 12 horas hasta la violencia de las bandas criminales. Sin embargo, los prelados han invitado a no perder la esperanza.

“No podemos ceder a la tentación del fatalismo o la desesperanza. A la luz de la Palabra de Dios, la fe nos invita a ver siempre más allá y a pensar que lo imposible es siempre posible”, apostillaron.

La fe es el dinamo que moviliza a todos los creyentes, por eso, “no dejemos de trabajar por un Ecuador mejor. Que la opacidad de futuro no nos robe la esperanza”.

Ni retórica ni venganzas

También los obispos han observado que “la democracia, aunque imperfecta, sigue siendo la mejor alternativa a nuestra búsqueda de justicia, de paz, de equidad”. En una clara referencia – y orientación – para no caer en la trampa de los populismos.

Así pues defienden principios como “la institucionalidad, la alternabilidad en la conducción del estado, la igualdad de condiciones para la participación en los procesos electorales y, sobre todo, la humildad para reconocer que nadie lo sabe todo”.

De cara a las elecciones generales de 2025, han pedido a quienes aspiran a cargos públicos presenten “programas viables, que muestren el rumbo que el país tomará en caso de llegar al poder, libre de toda vanidad y venganza, de todo olvido de cuidar de los más pobres”.

Obispos Ecuador

Unión de todos

Los obispos ecuatorianos invitaron a superar las diferencias para poder vencer los flagelos del narcotráfico, delincuencia organizada, corrupción. Todo ello se logra mediante la “unión de todos y no la división”.

Una tarea que encomiendan a “las autoridades, los empresarios y el conjunto de la sociedad”, en especial, pidieron “cuidar de los pobres de este país, que soportan el mayor peso de la crisis”.

“Como Iglesia, reiteramos nuestro firme compromiso de seguir trabajando por crear espacios seguros en nuestras instituciones para los menores y personas vulnerables, de tal manera que sus derechos sean reconocidos, protegidos y respetados”, apuntaron.

En medio de estas circunstancias, la capacidad de resiliencia de los ecuatorianos es un buen antídoto. “Resiliencia a la que la Iglesia contribuye de manera decisiva en todos los campos del quehacer nacional”, acotaron.

Se han comprometido a persistir en la defensa del medio ambiente, acceso a la educación y a la salud, el acompañamiento humano y espiritual, denunciar el abuso de poder para “sanar tantas heridas personales y sociales”.

Foto: Confepec

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